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GENOTIPO DOMINANTE

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Y a algunos pueblos americanos de cultura inferior han entrado, por

obra de Rivet, en

la

zona luminosa de la certidumbre científica. Con este

libro se realiza un gran paso adelante, pues se hace penetrar en el cono

de luz a uno de los pueblos más encumbrados de

la

protohistoria de

América.

EL HOMBRE AMERIC1\NO.

La población indígena de América no presenta un tipo somático

único,

bomotype

americano de HRDU<;KA

(IV),

ni varias razas ameri–

canas definidas y todas autóctonas, en el sentido de AMEGHINO (V) •

La "poikilotipia" de LEHMANN NITSCHE

(VI)

podría ser buen vo–

cablo "descriptivo", pero, como explicación del fenómeno, mucho se

parece a

la

virtus dormitiva

de Moliere. Se trata en realidad de un

vasto experimento de.

métissage

de algunas variedades humanas que pe–

netraron en

el

continente, sucesivamente, en núcleos más o menos am–

plios.

Los efectos de la reacción biológtca recíproca, o cruzamiento, son

más visibles en los caracteres exteriores (piel, cabello) fos cuafes permi–

ten apreciar el carácter

orz/Tila te

de los genotipos

del

hombre est-asiá–

tico. Como consecuencra de Chcho predomin ·o la gi;an masa de los

Americanos presenta colo_ración esencia mente Xiantoderma, no an com–

pleta como sostiene D ENIKER

(\Tll,

g. 33 3, sgg.) , sine con oscilacio–

nes hacia

el

bruno, s'n 1egar nunca a melanodei;ma,

y,,

además la esca–

sa pilosidad de la cara, y el cabello po color y sección característico del

tipo humano lisotrico. En cambio los caracteres originales de estruc–

tura (cráneo, esqueleto), se han conservado con mayor p ersistencia, y

su variabilidad indica

la

pluralidad de los genotipos yux tapuestos. Ex–

ceptuando el extremo sector norte-occidental de Norte América, el cual

acusa aún hoy un mongolismo compacto, y la zona ártica, que puede

definirse ,como una prolongación de la humanidad hiperbórea asio–

groenlándica preservada de contaminaciones biológicas, en el resto de los

dos continentes predominan - respecto al factor corporal - formas

humanas que no son est-asiáticas, o mongólicas.

Ya desde algún tiempo se había presentido que las. tres variedades

irreductibles,

la

blanca,

la

negra

y

la amarilla, han transmitido al Nue–

vo Mundo sus herencias genotípicas, y no pocos escritores tuvieron tam–

bién conciencia de que la transmisión no se efectuó por dosis iguales.

Túvose como explicación más natural que el elemento negroide pro–

cediese directamente del Africa, a la que tradicional

y

erróneamente se

consideraba como patria del hombre negro. Así también, para explicar