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LA ESFINGE INDIANA
no existen hoy día, sean ellos creaciones de la poesía, como
la
Atlánt.ida,
sean de las especulaciones del naturalista, como el Gondwana
y
el Ar–
quelenis.
Todas esas teorías, singularmente, han sido objeto de críticas se–
veras y casi siempre destructivas, y muchas de ellas, no obstante ser pre–
·gonadas por sus autores con ingenua buena fe y gran éntusiasmo, han
tenido el efecto de suscitar el buen humor de la humanidad.
Muy fácil sería regocijarnos el espíritu con algunas cuantas, elegidas
en las más entretenidas. Pero yo pienso que todo error humano obedece,
íntimamente, a una ley de equilibrio, cuyos límites a veces se nos es–
~apan.
En el caso presente, ya no me interesa subrayar la monstruosidad
de una que otra tentativa individual, pues todas ellas en su conjunto
" han integrado
el
esfuerzo experimental del hombre" para valuar las
probabilidades empíricas que podían haber sido causa del fenómeno. -
No procede diferentemente el matemático, en ciertos problemas
.que requieren el método de las tentativas, y de progresivas eliminaciones.
Y bien, tenemos aquí un desarrollo igualmente lógico.
Dados los cinco términos, primeramente se han reunido los cuatro
variables con el único término constante, formando las "combinaciones"
Europa-Amétíic-a, Afríca- mérica, Oceanía-América y '.Asia-América.
En segundo lugar se ha bus¡;ado al problema una solución en–
dógena.
Por fin, se han explorado los lugares imaginarios o posibles.
Considerados bajo este áng o visual, los varios
p~ocesos
especu–
htivos que aisladamente parecían tan absurdos, se nos manifiestan como
-partes integrantes d un todo lógico y continuo. Muchos filósofos han
inquirido sí el individuo vive más intensamente de la convivencia, o si
ésta, en sustancia, modifica y habita el suelo, teje las ideas y se continúa
-en el tiempo, a través de los individuos.
En el caso que acabamos de estudiar se hace evidente que la "espe–
culación" no pertenece sino en apariencia a "los pequeños hombres", y
es en cambio, un hecho colectivo.