Table of Contents Table of Contents
Previous Page  30 / 470 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 30 / 470 Next Page
Page Background

26

LA ESFINGE INDIANA

no existen hoy día, sean ellos creaciones de la poesía, como

la

Atlánt.ida,

sean de las especulaciones del naturalista, como el Gondwana

y

el Ar–

quelenis.

Todas esas teorías, singularmente, han sido objeto de críticas se–

veras y casi siempre destructivas, y muchas de ellas, no obstante ser pre–

·gonadas por sus autores con ingenua buena fe y gran éntusiasmo, han

tenido el efecto de suscitar el buen humor de la humanidad.

Muy fácil sería regocijarnos el espíritu con algunas cuantas, elegidas

en las más entretenidas. Pero yo pienso que todo error humano obedece,

íntimamente, a una ley de equilibrio, cuyos límites a veces se nos es–

~apan.

En el caso presente, ya no me interesa subrayar la monstruosidad

de una que otra tentativa individual, pues todas ellas en su conjunto

" han integrado

el

esfuerzo experimental del hombre" para valuar las

probabilidades empíricas que podían haber sido causa del fenómeno. -

No procede diferentemente el matemático, en ciertos problemas

.que requieren el método de las tentativas, y de progresivas eliminaciones.

Y bien, tenemos aquí un desarrollo igualmente lógico.

Dados los cinco términos, primeramente se han reunido los cuatro

variables con el único término constante, formando las "combinaciones"

Europa-Amétíic-a, Afríca- mérica, Oceanía-América y '.Asia-América.

En segundo lugar se ha bus¡;ado al problema una solución en–

dógena.

Por fin, se han explorado los lugares imaginarios o posibles.

Considerados bajo este áng o visual, los varios

p~ocesos

especu–

htivos que aisladamente parecían tan absurdos, se nos manifiestan como

-partes integrantes d un todo lógico y continuo. Muchos filósofos han

inquirido sí el individuo vive más intensamente de la convivencia, o si

ésta, en sustancia, modifica y habita el suelo, teje las ideas y se continúa

-en el tiempo, a través de los individuos.

En el caso que acabamos de estudiar se hace evidente que la "espe–

culación" no pertenece sino en apariencia a "los pequeños hombres", y

es en cambio, un hecho colectivo.