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CAP.

IX

LA LLAMADA CIVILIZACióN HELIOLtTICA

Y SUS FICCIONES

Puede hablarse de bicots de

b

civilización

real–

mcnre alófilos.

inmigr:idos. u n solo después de babU'

eliminado

rodos

los dcmentos que.

según

13

unidad

fundamental del género humano. deben.

a priori,

nece·

sariamente coincidir;

y

el

dec;brar1os aJógenos, exige,

en

todo caso.

las

indagaciones más profundas

y

se–

veras.

K.

von deo

STEINEN'o

uztittcht . l . Ethnolu,

XXX.VII

(1905),

p.

246.

Hasta el mome to

emos seguido un camino mas o menos tor–

tuoso entre la Mesopotamia y el Tahuantisuyo, obligados a ello por

la

necesidad de tratar a fondo -

por disciplina de estudio -

al menos

una de las tantas construcciones mentales que hoy día abundan en

la

enmarañada floresta del americanismo, que debiera ser, a estas horas, un

b ien peinado jardín a · la moda inglesa.

Pero, como nuestra crítica no se dirige especialmente hacia una u

otra persona o idea, sino contra el sistema de la improvisación en asuntos

de analogía y d ependencia intercontinental, sean ellos históricos, sean lin–

güísticos o arqueológicos, nos hemos de alejar un tanto del camino reco–

rrido, para abarcar con la mirada otros aspectos de la misma f enomeno–

logía.

No es exclusiva del lingüista la aspiración a determinar vastas

fa–

milias de pueblos, sobre

la

base de semejanzas. Hay otras clases de in–

vestigadores que se ocupan en crearlas, pa ra reunir luego esas agrupa–

ciones en unidades más grandes, o de primera magnitud, lo que con–

duce, lógicamente, a una concepción unitaria, es decir, a la identificación

de un centro histórico -único, fuente y razón de las múltiples analogías

distribuídas en la totalidad de la esfera.