DE ELLIOT SMITH
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psíquicas, y en todos los lugares del globo se encuentran las huellas de
migraciones de los elementos civilizadores irradiados de ese centro uni–
versal para extenderse a todo el cosmo. Al definir el contenido de esa
civilización polipiforme. encuentra, en primer lugar, elementos de orden
arquitectónico y religioso, acompañados por costumbres e industrias que
forman su complemento, y llama a ese conjunto
civilización heliolítica,
siguiendo la terminología ya establecida por Brockwell. El foco de di–
fusión de la civilización' heliolítica, fué, según Elliot Smith, el valle
del Nilo.
Naturalmente, no es éste el lugar de oponer a las ideas de Elliot
Smith un desmentido de.ductivo, basado en la tendencia científica mo–
derna, a
la
cual repugna suponer que un solo pueblo fuese el creador de
todos los adelantos humanos, y que en la tie..:ra pueda separarse tan ne–
tamente una reducida zona de
invención,
quedando, en cambio, el resto
del ecumene condenado a la
imitación,
en el lenguaje de Gabriel Tarde.
Lo que al lector interesa, no es que opongamos una a otra tenden–
cia, uno a otro dogma. Ha de mestrársele, con la concisión requerida por
la
economía de este trabajo, qué clase de razonamientos y demostracio–
nes forman la urdim re de
Ja
teoría de Blliot Smitq, así como si los
elementos en que ella reposa son datos rigurosamente comprobados.
Claro es que no pensamos ago ar la discusión de los argumentos (le Elliot
Smith, constítuídos por las pirámides, el elefante, la momifioación, la
religión y sus ritos, los moiuscos y su empleo, la deformación craneana,
los canales de irrigaci'.ón,
a circuncisión,
fa
couvade,
los mitos del dilu–
vio y las ideas acerca de la peregrinación de los muertos en la otra vida.
La ubicuidad de las pirámides es uno de los argumentos de que
más se ha abusado en .esta clase de analogías, y constituye un verdadero
"tema obligado".
Nada tendríamos que observar en la premisa del autor, de que "la
arquitectura es un arte esencialmente egipcio, que ha nacido y ha evolu–
cionado en el valle del Nilo". Esta frase, que Smith transcribe de Le–
thaby, puede encerrar una verdad, siempre que se la emplee
cum grano
salis.
Nadie pensaría deducir de ella, como hace Elliot Smith (3), que
todas las arquitecturas que encontramos en el resto del mundo están
en relación con la egipcia.
Sabemos que no pocas demuestran claramente
tener
in situ
toda una historia formativa propia.
Las pirámides que el Antiguo Imperio ha dejado en Egipto son,
para el autor, el prototipo de los templos de terrazas de la Babilonia, de
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(3)
ELLIOT SMITH ' G. -
The evolution of the Dcagon,
Mancbester,
1919,
pág. 11 y59.