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LUCHA DE MÉTODOS

las construcciones dravídicas de India y Ceylán y otras obras muranas

del Extremo Oriente, Oceanía, costas amencanas del Pacífico, y Amé–

rica ístmica.

Así también las puertas monumentales, o

pilones,

del Imperio

Medio de Egipto, se reproducen, según Elliot Smith, en las puertas de

la India, Extremo Oriente, Islas Fiyi, Quemada en América Central,

y Tiahuanaco en el Perú antiguo. Otras analogías no menos concluyen–

tes serían las estatuas colosales puestas a la entrada de los templos, obe–

liscos y ander:es de estatuas de la India, Cambodge, China y América.

Ahora ·Líen, si el lector quiere dejar el

terre~o

resbaladizo de las

generalidadés, para investigar seriamente si entre una y otra zona hay

repeticiones de formas, que reclaman, para ser explicadas, la suposición

del origen común, verá muy pronto que en la misma Babilonia la forma

piramidal es muy discutiblemen te una copia de la egipcia. Derivada, la

Caldea, de un templo de dos o tres pisos (templo de Sin, en Ur), y

la egipcia de las M astabas, es fácil ver que las formas iniciales de ambas

evoluciones difieren sensiblemente entre sí, y la semejanza de las formas

complttas o terminales res· de t an sólo en la generalización geométrica

de n estra mente. El buen Fritz Hot¡lmel debe l'ealizar un gran es–

fuerzo, en su His o a de BabiJoni-a (5

h

para borrar las aristas y col–

a línea quebi:ad,.a de las gradas babilónicas, a fin

de convencernos - y sin resulta o - que las dos representan varios

momentos de esa.-rollo de la misma creación arquitectónica. Dicha crea–

ción, segú

omme ,

se

cumplió en el val e de Eufrates, antes de acli–

mata se en las orillas del ilo. (¡ admirable -acuerdo de resultados!).

e descartado par no complicar, los demás argumentos que ofre–

ce la heterogeneidad del material de construcción, de la técnica y, lo que

más interesa, del empleo, pues las

Zigurath

de Babilonia son templos, o,

mejor dicho, la base que permite a los templos levantarse en

el

aire, y

las pirámides de Egipto en cambio, mausoleos, cuyas gruesas paredes

deben defender los restos del rey de las injurias del tiempo y de los

ladrones. Bien dice con su gran autoridad George Perrot, después de

hacer una detallada exposición de ambas series de monumentos (6),

que hay .iiue parangonar entre sí objetos .homogéneos: los templos con

los templos, y los sepulcros con los sepulcros. Si la opinión de Perrot

( 4 )

ELLIOT SMITH, G. -

The Miqrations of earl11 Culture, Manchester,

1915 ;

págs.

21,

5

9

y

sigres.

(5) HOMMEL, Fr. -

Historia de Bab.

y

Asiria,

ya repetidamente citado, pá-

gina

15.

(6) PERROT ET CHIPIEZ.

~

Histoice de l'art dans l'antiquitii,

come U, Cbal–

dée ec Assyrie, París

1884,

pág.

400-414.