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infinidad de hombres que copiaron nuestras
costum.bres, arteP. e instituciones.
Como el arybalo que forja el artífice to–
n1ando del suelo la arcilla esencial, así la ci–
vilización peruana nace como un fruto es–
'.pléndido de este consorcio fecundo del hom–
bre y la tierra andina.
Prlmitivismo
y
estiización
Poco diestros sociólogos han hallado en
la simplicidad inkaica argumentos en con–
tra: basta, rudimentaria o incipiente resul–
ta ser la cultura peruana precolombina. Ca–
rece
de
co plej1dades, no tiene refinamien–
tos, su colectivismo anula
libe~tad
y origi–
nalidad:
de
cuántas cosas más la acusan.
Sin embargo, simplicidad no es primiti–
vismo, suele ser estilización.
Sencillez de
vuelta, supresión consciente de
fo
supé.r–
fluo.
Tal sucede con el arte decorativo de la cul–
tura inkaica; no tiene parangón en la estu–
diada sencillez de sus motivos.
La
vida inkaica tampoco tiene comparan–
za
en la estudiada sencillez de sus costum–
bres.
Cuánto dominio
instrumental
y
estético
para llegar a la suprema elegancia de la sim–
plicidad, cuánto refinamiento espiritual pa–
ra excluir lo postizo
y
amanerado.