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R. CÚNEO - VIDAL
Materialistas e ingenuos, como recién salidos que fueron del
seno de la Naturaleza, ellos tradujeron las primeras de aquellas
fórmulas en la forma de Dios-viento y Diablo-viento, y las segun–
das en la de Dios
aliento
puro y vivificador que embalsama lo
creado,
y
Diablo cuyo "viento" es obsceno y fétido.
En esta forma
naci~
el Supaya quechua; el hediondo, el re–
pugnante, el despreciable.
Volvemos al .proceso de formación de las creencias y abusio–
nes de los antiguos peruanos.
Uno de los rasgos típicos de la sociabilidad de estos últimos
fué su apretada cohesión
aillal,
condición que se acentúa en mo–
mentos de inmenso apremio, en que se habría dicho que la natu–
raleza entera se hubiese propuesto exterminar a la raza.
Rodeada de peligros- la horda primitiva, la hembra que en
ella venía sintió la necesidad de estrecharse al varón,el hijo al
padre, el herm-ano al hermano, hasta formar aquello que en las
lenguas aimaras
y
quechus se llamó el
aillo,
gobernado de prime–
ra intención por el hermano más fuerte : el futuro
Cinchi
de la
organización imperial cuzqueña.
En
~sta
forma se periila dentro de la organización aillal pe- •
ruana .el primer mandón, padre lejano del futuro Inca, a la vez
que el primer hechicero, que lo es el hermano más listo
y
astuto,
lejano pariente del futuro sacerdote.
Y decimos el futuro hechicero
y
no
el primer sacerdote, por–
que los momentos apremiantes que decimos no estuvieron para ri–
tos pausados, que ya tendrían .su razón de ser en épocas de des–
canso y de bienandanza, sino para el sortilegio y el encantamien–
to inmediatos, que salven de momento la dificultad que acosa, el
peligro que amenáza.
Comienza la peregrinación de la manada tribal a través del
continente
amer~cano,
y
es el sentimiento cohesivo del aillo en
formación el que logra mantenerla unida en medio
d~
los peligros
que de otra manera hubiesen originado su dispersión.
Los muertos, aderezados en la
izanga
fúnebre, acompañan a
la fratría en su marcha apresurada, y no tan sólo sus restos mor-