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R. CÚNEO - VIDAL
el terreno se hunde bajo sus pies, tragado por una mar embrave–
cida; en que se desgajan los montes, y ríos de ardiente lava in–
cendian bosques y praderas en torno suyo, el hombre americano
cree, de necesidad, en todo aquello que, de momento, puede reme–
diar su angustiosa situación; cree en el sortilegio, en el ensalmo,
en la buena
y
la mala
sombra,
en la buena y la mala ventura.
De allí una suerte de fetiquismo infantil: una suerte de con–
fianza, interesada, depositada en el fetiche que salva por virtud
propia, no discutida
ni
analizada, al que consigo lo lleva ; en el
sortilegio inmediato que no requiere dilación de pausados ritos.
En el fondo de todo ello se advierte, desde luego,
un sano ma–
terialismo.
El hombre americano, con notable acierto, se .da cuenta de
que las tragedias telúricas· a que asiste y que le hac.en su víctima
obedecen a eausas físicas e
ineludibles,
que solamente la
natura–
leza,
como cos material, puede dar de sí.
Detrás de 10s hu
<11º
ientos del terreno, de las erupciones
vol~
cánicas, de los
:-e
remotos asoladores, de las tempestades horríso-
.
-
-
.
has, no está p
é:l
n demonio;
no un
averno,
no, como en la
'
.,
mitología grieg.a, a ira funesta de divinidades olímpicas o tartá-
.
.
ricas,. ni ·como en la cosmogonía hebrea, la saña de un Dios ven-
gati~o
que castiga
~on
exagerado rigor a una humanidad
menor
de edad
y poco menos que inconsciente, como acabada de salir de
.
..
sus divinas manos.
Detrás de todo ello
no
está para él, como para las antiguas ra–
zas asiáticas, la acción
~e
un
genio del
~al,
eterno adyersario del
_genio .del bien, natural protector de los humanos.
No está
Ahrimán.
.
.
El
Supaya
andino, como trasunto del Satán cristiano, nacerá
.
.
.
siglos después en América al contacto de ideas religiosas de im-
portación castellana, las cuales antes de ser tales, fueron latinas,
griegas, egipcias, persas e hindús.
.
.
~l
Sil
paya
_aimara y quechua vendrá de .España,
en pos del
evangelizador 'español,
el cual experimentará
la
necesidad agresi-
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6
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va de combatir en el Nuevo Mundo contra un trasunto del diablo