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R. CÚNEO - VIDAL
se ha verificado según nosotros, en los más de los dichos histo–
riadores
y
críticos, demostrará, si llevada a la práctica, que los
nombres
Kon, Ticsi, Wiracocha
y
Pachacamac
expresivos de cua–
tro concepciones deísticas, caben dentro de dos únicos aspectos
religiosos: el culto de los Antepasados,
y
la religión del Sol.
Aquello que en la lengua protocollagua hablada en Tiahua–
naco se expresó por la dicción:
Amaya Kontatas,
equivalente de
los Muertos, los antepasados, o las momias tutelares sentadas, ad–
mitió las siguientes locuciones quechuas:
Los
tiac huañitcs:
literalmente
los muertos sentados.
Los
huañucs: los muertos,
o
las momias tutelares.
Los·
ayas: los muertos.
Los
Oamacs: los cr'eadores y fundadores de estirpes.
Los
achachis: los abuelos,; los antepasados.
Los
achachilas: los progenitores.
Los
tatas: los padres.
Estos elementos lingüísticos nos permiten "eniocar" a tres de
las cuatro personificaciones deísticas arriba expresadas:
Kon Pa–
chacamac
y
W i1"acocha.
Kontata:
los sentados, o las momias sentadas. abréviase en
Kon,
o conservando su estructura original, resuélvese en
kon-tata:
los padres sentados, esto es los antepasados; los fundadores de las
estirpes andinas, aderezados en la forma sentada que asumió el
cadáver andino; o en otras palabras las momias tutelares que las
diferentes comunidades andinas veneraron en ·las huacas, mocha–
deros, o hipogeos de sus urbes religiosas
y
rituales.
En virtud de este proceso lingüístico, los Kontatas pasan a
ser los
Kon-tatas,
el
tata-Kon,
el
padre Kon,
el
"Dios Kon",
sin
más razón de ser, desde luego, que el que cúpole en el culto an–
cestral de los Antepasados.
En el término Pachacamac
(
pacha-camac)
reaparece bajo la
forma de
Camac
(que expresa: los creadores, los que dieron el ser,
los progenitores), la idea de los Antepasados, fundadores de las
diferentes estirpes andinas.
Oarn,ac,
acoplado a
pachac
(ciento) nos da para la palabra