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R. CÚNEO - VIDAL
"En su interior se ven las alacenas trapezoidales que se en–
contrarán en toda construcción incaica.
"Existen en pie, si bien muy inclinados, dos mojinetes de
una de las habitaciones, en una de las cuales se ve el hueco de una
v~ntana
que miraba hacia el Cuzco.
"Estas habitáciones están asentadas sobre andenes, alguna de
las cuales es de piedra labrada y construída con arte.
-
.
"Las mismas están colocadas debajo de un gran peñón o mo-
nolito, que de seguro fué
pacarina
u objeto de adoración en tiem–
pos pa,sados.
"De estas habitaciones desciende una escalera de piedra hasta
el fondo de la quebrada, donde el agua brota en diversos lugares
para deslizarse en seguida por un canal bien construído, de un
metro de alto por otro tanto de ancho.
"Dijo el indígena Huamán, que nos acompañaba en calidad
de guía, que este lugar se llamó el baño del Inca.
"Por nuestr a pa-rte somos de opinión de que ·estas
~uinas
1
a
pesar de su evident e pequeñez, son las del templo mandado cons–
truir por Manco Capac, mencionado por Garcilaso.
"Saliendo de la -quebrada principiamos la ascensión del cerro
de Guanacauri propiamente dicho.
"Seguimos una senda borrosa que se
~ésliza
entre pajonales.
"Algunas cuadras ª1!-tes de Uegar al sitio de las ruinas prin–
cipales, Huamán nos manifestó que había necesidad de saludar a
los
auquis
(los antepasados) con algunas libaciones, para que no
tuviesen enojo, encareciéndonos el presentarnos en forma respe–
tuosa.
"Por su propia parte principió por quitarse el poncho usado–
que llevaba y ponerse uno nuevo; luego hizo abluciones con el licor
con que se le invitó.
"Rehusó fumar, diciendo que en esos lugares no debía usarse
el tabaco, por no ser del agrado de los antepasados,
y
sólo sí coca.
"Se quitó el sombrero
y
avanzó en actitud reverente, hasta
enseñarnos el sitio
p~ra
él sagrado, desde cierta distancia.
"Instado a penetrár en el interior de las ruinas, se aproximó