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R. CÚNEO - VIDAL
que, segúh tradieiones conservadas entre los habitantes más an–
tiguos de la comarca, las islas del lago fueron habitadas en época
antiquísima por
caballeros
semejantes a los
wiracochas,
esto es,
por hombres blancos."
"El cura párroco del pueblo de Tiquina-agrega-nos refirió
lo siguiente, que le había sido contado por un indio viejo de Co–
pacabana:
"La península de Copacabana, antes de q,ue reinasen los In–
, cas cuzqueños, estuvo poblada por una tribu de indios rudos que
poseían rebaños de llamas.
"Cada noche los pastores devolvían el . ganado al jefe de
la tribu.
· ' Con los dichos pastores vivía una niña
muda.
· "Durante varios meses ésta desapareció.
"El hecho es que había dado a luz a un niño en una cueva
de aquellos contornos
y
que una
cierv
1
a
la alimentó."
Versión-i
inuamos -nosotros-en la cual se echa de ver una
adaptación del mito latino, de importación española, de Rómulo
y
Remo..
"El niño creció en la dicha cueva
y
al llegar a la edad viril
pidió a su madre que le diese una
macana
y
le tejiese
tres
hondas.
"Con la ayuda de estas armas (alusivas, según nosotros, del
esfuerzo combinado de Hattun Collas, Paucar Collas
y
Lupacas
contra Tiahuanaco) se tornó poderoso;
y
éste fué el origen de los
Incas."
De los antiguos cronistas que en la comarca de Titicaca in–
terrogaron a. los indios conte:rrq,rnráneos de la conquista, Fernán–
dez de Oviedo
y
Valdés, autor de una
Historila General
y
Natural
de Indias,
pasa por alto las añejas tradiciones llegadas a su no–
ticia,
"por demasiado confusas
y
nimias· en sí."
Pedro Pizarro., que actuó en la conquista de la comarca,
y
a
quien le cupo pacificar las tierras :de Chucuito, Moquegua, Tacna
y Tarapacá en 1536, cuando el levantamiento de Manco II, re–
fiere lo siguiente en su
R·el,ación del D..escubrimiento
y
Conquista
del Perú:
,