IV
Para concluir, reproduzcamos algo
de
lo
que Garcilaso cuenta acerca de los arbitrios
empleados por los Incas con el fin de propa·
gar en su Imperio el conocimiento de la
Len–
gua gene·ral dtl Gozco.
En el Capítulo II, del Libro VII, dice:
«Mandaron también
aquellos Reyes
que los
herederos de Señores de Vasallos
se
criasen
en la Corte
y
residiesen en ella, mientrati no
he1•edasen sus Estados, para qne fuesen bien
doctrinados
y
se hiciesen
a
la condición y cos·
tumbres de los Incas, tratauclo con ellos ami·
gablemente, para que después,
y
por la comu·
nicación
y
familiaridad pasada, los amasen
y
sil'viesen
con
afición:
l.lamábanles
mítmac,
por–
qne eran advenedizos. También
lo hacían por
ennobl
ce--r
Y1
honrar su e9rte, con
la
presen·
a
i
de
tantos herederos de Reinos,
ñoríos, como
en
aquel Imperio ha·
a~daJo
facilitó
que
Ja
Lengua Ge-
~-
n13ral
e a r-encilie ·e
con
más gusto
y
menos tra-
bajo
y
pesadumbre: porque como los criados
y
vasallos de
los Herederos iban por su rueda
a
la
Corte,
a
se rvir
a
sus Señores, siempre que
volvía
u a
sns
tierras
!
levaban algo aprendido
de
la Lengua Cortesana, ·
y
la
hablaban
con
gran vanagloria entre los suyos, por ser lengua
de gente que ellos tenían por divina,
y
cau–
saban grande euvidia, para que los demás
ia
deseasen
y
procllrasen
saber,
y
los que así sa–
bían algo, por pasar adelante en el lenguaje,
trataban más a menndo
y
más farniliarmente con
los
Gobenrndores
y
Miuistros de
la Justicia
y
de Ja Ha cienda Real, qne asit1tíau eu sus tiena:::;.
De ei:;ta manera , . con suavidad
y
fa<.:iliclacl, s in
Ja
particular indnstria de los
MaestroB,
;.q.>1·en·
dieron
y
hablaron la Ltingua Genere! del Coz·
co en pocas menos de
mil
y
trescientas leguas