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contradiciendo a los que dicen qne las diccio·
ues bárbaras se han de acentuar en la última,
que lo dieen por no saber el lenguaje."
"También es de advertir que en aquella Len·
gua Gene,.al del 00zco (de quien es mi inten–
ción hablar,
y
no de las particulares de cada
Proviuda, que
s0n
inuumerables) faltan las le–
tras siguienteR: b,
d,
f,
g, j.
L
sencilla no la hay,
sino ll
r1
nplicada; y al contrario, no hay pro–
nunciación de
I"l'
d
u
plicadla, en principio de
parte ni
t->11
medio de la dicción, sino que siem–
pre
se
ha dt-1
pronuucio11
1
seneillc1. Tampoco hay
x. de
nH1uern
que dG1l
tocio faltan seis letras
del a b c
hl
pañol o Ua tellano; y podremos
decir que faltan ocb o, con la 1 sencilla y con
la rr du¡dicada. Los · pafüoles añaden estas le·
tra ,
p
r."uiieio
y
«>rrup
ión
del leuguajf\'
y
como
lo mli
no
la~
tienen
com
unmente •
:µr@·
uu.IiH:ian
las di
iouf'~
Españolas
qllle
la'S
tienen,.
.Para; a
r
esta cor1·ur>ción, me sea líci·
to, p1rns tsoy Indio, que en
~sta
Historia yo es–
Griba como Indio,
co.n las
mismas • letras que
aque1Jas tales dicciones se deben escribir.
Y
no se
les
baga de mal, a los que las leye–
nm,
ver la novedad presente, en contra de mal
1ro int1•oducido, que an•tes rlebe dar
gusto
leer
aquellos nombres en• sn propiedad
y
pu]¡'ez-a.
y;
porque
me
uonviene alegar muchas cosas de las
que dicen
los
Historiadores .Españoles, para.
com
prnbar
la
que yo fu re diuiencl<©.
y
porque
J¡.¡,
he de
saoar
a la letra, con
su corrupción,
como e llos las escriben, quiero advertir qae no
parezca que me contradigo, esctibiendo las •le·
tras que he nicho que no tiene aquel lengua–
je, que no lo. hago sino por sacar fielmeute lo
que el Español ·escribe.»
«También se debe advertiT que no hay Nú·