IV
se andan por la cordillera
y
sus nudos
y
por
lo!!!
ríos
y
sus vegas Yoces que reconocidamen–
te no son ni castellanas ni quechnas,
y
que,
por
consiguiente,
deben pertenecer al
Cañ.a-
1·1:.
¿Es dab1e s11poner qne tan
sólo para
los
mene:stAres
geográfico~
lo
hL1biera
de
haber
conservado
nnestro
i
ncHo,
y
nn para
los otros
rnáR
nec~sarioR
.
urgeutei,-;
de la
vida? ...
Ahora, µor :-;obrn todm; estas coujet11 ras , por
de
buena
lógica q lle sean, como en efecto lo
80n, está la historia para antorizarlas,
y
nna
historia
coetánea
de las cosas a
que
se
refiere.
Cuando el ·Virrey del Perú, Don Martín
Henríquez, dispuso
qul:l
Don Antonio Bello
Gayoso, nnestro corregidor
AU
1582,
le
remi–
tiese minudo,;;a::¡
Relacfones
di'}
cn:rnto
fuese
digno
d
t
f:U
Cornigimiento,
seis
de los
OuraR
1
efi "afio$ de
ot1·as tantas
Doctrinas
rle
fo(li
-ije1on
1
por
lo
qne
respectaba a Ju
coflxü:it
7
-
a
Queahua
y del
Caña.1·i,
lo que
pasarn .
a entrf' aca r
dA
sns
ingenuas ex posi–
cione:',
que
corren
irnpresas
en
el Tomo III
de
lak
R~laciones
GeográfiL'as
de
Indias,
pn–
blicadHi-: por .Timént1z
ele
la Espada. Oigamos
a
er::o~
Hflfiore:-:
Uurns:
J:jjl PHd
1·..,
J
nan Gómez, por lo que hacia a
Oafíarib~1mbC1 - hoy
El Pucará, Ohah1rnrurcu,
El
PaRaje
y
Maehala- dijo: "Y en cuanto al lengna–
je que hablan , qne se dice
Caña?>.
es
toda
una,
aunque difereu ·ia este pueblo d8 los demás pue–
blos
Cañares
en algunos vocablos;
empero to–
dos se entit1nden
t-iin que
h<-tya
otTo
iengnaje
entre ello '. »
El
Padre Pedro Arias
Dávi ia,
por
lo
to–
cante a
Paoaybamba
o
Leoquina
-hoy el Can–
tón
de
Girón-
expuso: <La Jeugua que esta
pro~
vi11eia habla
se
dice
Cañm·)
porque
los
indio~
se dfren
y
llnman
(,afia1·e.i:;.»