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ervicio necesario tan cumplido, que si no era
gobierno del reino, no le faltó al Inca Yahuar
Huacac otra cosa. E'n esta vida vivió este po'bre
rey lo ·que de la vida le quedó, despos·eído del
reino por su prO'pio
1
hij o, y desterrado en el cam–
·po a hacer vida con las bestias, como poco antes
tuvo
él
al mismo hijo. Esta desdicha decían los
indios que hahía pronosticado el mal agüero de
haber :llorado sangirie en su niñez.
XLIV.
Acequia de Contisuyo.
1
0tra acequia s·emejante atraviesa casi todo
1
el Cuntisuyu, y corre. del Sur al Norte má's de
ciento y cincuenta leguas por lo alto de las sierras
más altas que hay en aquellas provincias, y sale
a los qu.eohuas,
y
sirve o servía solamente prura
regar 'los pastos cuando
·el otoño detenía sus
aguas. De estas acequias para regar 1os pastos
hay muehas en todo el imperio que los Incas go-
, bernaron. Es obra digna de la grandeza y go–
bj·erno ·de tales_ príncipes. Puédese igualrur estas
acequias a las mayores obras que ·én el mundo ha
ha:bido, y darles el primer lµgar, considerando
las sierras altísimas por donde las llevaban, las
peñas ,grandísimas que rompían sin instrumento
de aceiro ni hierro, sino .que con unas piedras que–
brantahan otras a pura fuerza de hrazo:s, y
que no supieron hacer cimbras para sobre ellas
armar arcos de puentes con que atajar las que–
bradas y los arroyos. Si al,gún arroyo
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hondo sa
les atravesaba, iban a d·escabezarlo hasta su na–
cimiento, rodeando las sierras todas que se le
ofrecían por delante.
XLIV.
A descabezarlo en su n(J}vimiento:
A co·rtar–
lo en la parte .supe1:ior, que es la de su nacimiento.