EL INCA GARCILASO DE LA VEGA
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prisa que se dió, lo alcanzó en la angostura de
Muyna, que aún no había salido de aquel puesto,
y ·Heno de sudor, con una lanza en la mano que
había llevado por el camino, se puso delante del
rey, y con s·e1nblante triste y gr.ave 1
1
e dijo: "Inca,
¿.cómo .se permite que por una- nueva :falsa o ver–
dadera de unos pocos de vasallos rebeliados, desam–
pares tu casa
y
·corte, y vuelvas 1as· espaldas a
los ·enemigos aún .no vistos?....
Habiendo dicho con gran dolor y '.sentimiento
estas razones volvió su camino hacia la ·ciudad
sin .querer toma;r refresco alguno rde comida ni
bebida. Los Incas de la sangre _real que habían
salido con el rey, se volvieron todos con el príncipe
que no quedar10n c'on su padre sino ·los viejos inú–
tiles. Por el camino
y
fuera de él toparon mucha
gente que salía huyendo de la ciudad. A·péllidá–
~onles
que
:se
volviesen. Diéronles nueva, parra
que S·e esforzasen, cómo el príncipe Inca Viraco–
cha volvía a defender su ciudad y la casa de su
padre el sol. Con esta nueva se animaron· los in-
'
dios tanto, ouevolv.ieron todos
los que huían,
principa:1m.eñtelo.s .que ·eran de ·provecho, y ·unos
a otros .se apellidaban po1r los campo:s pasando la
palabra
d~
mano en m·ano. De esta manera entró
en la ciudad y mandó que la gente que se recogía
le siguies·e luego; y él pasó adelante y tomó el ca–
minó de Chinchasuyu, ·por donde los enemigos
venían, para ponerse entre ellos y la ciudad.
XL.
Apellidáronles,:
Del verbo apellidar, que aquí
significa, ·"convocar o llamar génte en son de guerra".