80
AUTORES SELECTOS
allanándolo por sus andenes a manera de escale–
ra, gozando toda la tierra que era buena para
sembrar y que se podía regar. Donde había pe–
ñascales, quitaban 1a tierra y llevaban tierra
de
otra parte para 4acer a11denes y aprovechar aquel
sitio porque no se perdiese. Los andenes prime–
ros, eran 1g.randes conforme a la disposición del
sitio, ancho·s y largos
de
ciento y de doscientas
y
trescientas más
y
1
menos fanegas ·de s·embradu–
ra, y los segundos eran n1enores; y así iban dis–
minuyéndos·e ·co1no iban subiendo hasta los pos–
treros que venían a ser de dos y tres hiladas de
,
ma1z.
xLvI.iote
a
~
El orden que tenían en labrar las tierras.
En el labrar
y
cultivar las tierras también -
había orden y concierto. Labraban pri'rnero las
del so1; luego las de las viudas
y
huérfanos
y
de
lo.s impedidos por vej-ez o enfermedad. Todos es- .
tos eran tenidos por pobres, y por tanto manda–
ba el Inca que les ·labrasen las tierras. ·gabía en
cada pueblo o en cada barrio, :si el ·pueblo era
grande, hombres diputados solamente para hacer
beneficiar las tierras de 1os que llamamos pobres.
A estos diputados llamaban
Llactacamiayu,
que
es regidor del pueblo. Tenían cuidado al tiempo
de barbechar, sembrar y coger los frutos, subirse
de noche en atalayas o torres que para este efe.cto
había hechas, y tocaban una trompeta o caracol
P.ara pedir atención,
y
a grandes voces decían:
"Tal día se labran las tierras de los impedidos;
acuda cada uno
a
!SU
pertenencia". Los vecinos