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AUTORES SELECTOS

allanándolo por sus andenes a manera de escale–

ra, gozando toda la tierra que era buena para

sembrar y que se podía regar. Donde había pe–

ñascales, quitaban 1a tierra y llevaban tierra

de

otra parte para 4acer a11denes y aprovechar aquel

sitio porque no se perdiese. Los andenes prime–

ros, eran 1g.randes conforme a la disposición del

sitio, ancho·s y largos

de

ciento y de doscientas

y

trescientas más

y

1

menos fanegas ·de s·embradu–

ra, y los segundos eran n1enores; y así iban dis–

minuyéndos·e ·co1no iban subiendo hasta los pos–

treros que venían a ser de dos y tres hiladas de

,

ma1z.

xLvI.iote

a

~

El orden que tenían en labrar las tierras.

En el labrar

y

cultivar las tierras también -

había orden y concierto. Labraban pri'rnero las

del so1; luego las de las viudas

y

huérfanos

y

de

lo.s impedidos por vej-ez o enfermedad. Todos es- .

tos eran tenidos por pobres, y por tanto manda–

ba el Inca que les ·labrasen las tierras. ·gabía en

cada pueblo o en cada barrio, :si el ·pueblo era

grande, hombres diputados solamente para hacer

beneficiar las tierras de 1os que llamamos pobres.

A estos diputados llamaban

Llactacamiayu,

que

es regidor del pueblo. Tenían cuidado al tiempo

de barbechar, sembrar y coger los frutos, subirse

de noche en atalayas o torres que para este efe.cto

había hechas, y tocaban una trompeta o caracol

P.ara pedir atención,

y

a grandes voces decían:

"Tal día se labran las tierras de los impedidos;

acuda cada uno

a

!SU

pertenencia". Los vecinos