![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0060.jpg)
- 46 -
prácticas sociales del siglo XX, obligan
a la sociedad de esa metrópoli a buscar
el descanso petiódico en las playas de
Mar del Plata o de la vecina orilla, en las
sierras de Córdoba o en las estancias de
las pampas bonaerenses, no ha arrojado
aú n E:n el flujo y reflujo de ese inmenso
mar de seres humanos, turistas capaces de
llegar hasta el extremo norte de la Re–
pública, para admirar las boscosas y flo–
ridas faldas norteñas y las hermosas gar–
gantas de las sierras de Jujuy.
Maimará, el hermoso huerto que pro–
duce los más exquisitos duraznos
y
las
más sabrosas manzanas que perfuman la
bien tendida mesa del palacio porteño,
une al privilegio de esta producción tan
preciada en el país, el encanto de su pai–
saje, la poesía de sus tradiciones tan sua–
ves, tan delicadas como la bondad sin
lí–
mite
dE·
sus naturales, cuyo espíritu in–
fantil se traduce en esa permanente son–
risa que asoma a los labios de sus hijos
siemwre amigos, siempre dispuestos al
bien. Parece que en el perfume del fru-