MAIMARA
Las familias de Tucumán, del jardín de
la República, que tiene también hermo–
sas vistas, han querido buscar allende sus
fronteras, nuevos panoramas y nuevos
climas ·y, en su afán por el encanto de la
vida sencilla, han elegido a Maimará y
a Tilcara, esas dos joyas que la naturaleza
ha dado a la
Pro~incia
de Jujuy, para
unir a la vida en toda su plenitud, la poe–
sía del paisaje y la tranquilidad para el
espíritu.
En Maimará, sobre todo, se vive en un
ambiente de paz, de franca amistad, que
contrasta con el estiramiento insoportable
que caracteriza a los centros veraniegos
del gran mundo porteño.
La vida intensa y enervante de nuestra
gran capital de Sud América, en donde
la fiebre de los negocios y las exageraaas