Table of Contents Table of Contents
Previous Page  29 / 174 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 29 / 174 Next Page
Page Background

- 21

~

contemplando aquellos cuadros que ser–

vían después para el comentario sabroso

en las habituales ruedas de la confitería

o del Club.

La nota repugnante, no estaba en nin–

guno de los lugares descriptos: estaba en

la carpa de baile, en el despacho de be–

bidas, en donde el vicio había hecho presa

del populacho.

En un rincón de cada una de estas tien–

das, cubiertas por el velo 'que formaban

el humo del candil o de la lámpara

y

el

polvo de la tierra que levantaban los bai–

larines en el furioso zapateo, dos o tres

hombres, sobre un entarimado de cajones

vacíos, atronaban el espacio con el chi–

llido de un acor deón con acompa ñamiento

de bombo, formando parte de esta singu–

la r orquesta, algunas veces, un arpa crio–

lla o una guitarra con cuerdas de alam–

bre.

Los músicos, "convidados" con f re–

cuencia por los bailarines que, en el entu–

siasmo de una "chacarera" o de un "baile–

cito" boliviano comenzaban con el tomo

y