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realizaba anualmente, hasta hace poco, las
llamadas ferias de Pascua.
No eran estas, en realidad, las reunio–
nes periódicas, en donde se facilitaban las
transacciones comerciales, ni en donde el
fabricante estudiaba los gustos y las ne–
cesidades del pueblo, para el mejoramien–
to del artículo, sinó un pretexto como
c.ualti~ ü·r
otro de diversión, que aprove–
chaba el pueblo bajo, para dedicar treinta
días consecutivos al vicio: a la danza lu–
gareña y al desmedido culto de Baco.
"La Tablada", llanura que se extiende
en algunas cuadras al norte de la ciudad,
desde la acequia que limita el minusculo
Parque Roca, es el pulmón de la capital
jujeña, que aprisionada por el sud y los
costados, por dos ríos barrancosos, solo
puede respirar con amplitud por este des–
ca.mpad0 que seguramente, los fundado–
res la destinaron para su ensanche.
Esta pequeña planicie, convertida hoy,
una fracción en parque y el :resto en cam–
po de maniobras del ejército de línea que
tiene ahí sus cuarteles, era el lugar en