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BOCETOS H!STÓRlCOS
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"buen arcabuz" al mejor postor, y a provocar esas guerras
civiles que tienen trágicos jalones- en cuatro decenios del si–
glo: Salinas y Chupas, Añaquito y Saquicsahuana, Cnuqu in–
ga y Pucará. No había tranquilidad para las ciudade·i, los ca–
minos se hallaban infestados de ladrones y bandidos; ya los
negros cimarrones formaban bandas y
tenían guaridas,
y
atacaban a los andantes y hasta ponían en peligro las pobla–
ciones de indios. En las ciudades, la justicia andaba mal
parada; los corregidores eran respetados mientras se hacían
de la " vista gorda" con los ricos, o, mientras, con la fuerza
o con las artimañas. lograban dominar. Ocurrían a diario
pendencias y motines, y poco valía la vida de un hombre o la
ele muchos, para que la justicia maltratase o p erturbase aí
vecino acaudalado, que
daba buenos
quintos al rey. Tan
amenazada como la vida era la fortuna.
La mayor parte de las luchas civ·iles del Perú en el siglo
XVI, tuvi-eron causas económicas. La guerra entre Pizarro
y Almagro, que se disfraza con el nobilísimo anhelo de poseer
la capital del antiguo Imperio, apenas si es provocada por
el hambre y la miseria de los expedicionarios a Chile, que re–
gre:::;arim después de gastar las economías y de-seng·aJiados
de un país " pelado y enfermo de miseria ", según la frase
de un cronista; la lucha de Almagro el Mozo,
que mató al
Marqués y convul ionó la colonia, la motivó el hambre de los
tradicionales
cabaUe1·os de la capa.
El furor de los ricos en–
comenderos contra la
cuarenta ordenanzas del rey, que les
arrebataban
u
haciendas, y el trabajo gratuito del indio.
tu·. lo que armó al Perú contra la Corona y
ca~i
lo indepen–
diza; la misma pacificación obtenida por el hipócrita y anti–
pátito presidente la Ga ca, se con iguió, gracia:> a los dones
y
mercf-odes que
e prometió a la gaYilla de traid01·,;
y
tran -
fugas que en Sacquicsahuana, hacían cantar a Carbajal;
y
¿
qué fué la rebelión de Girón, sino el de contento por un mal
r eparto de beneficio
y
de latifundios
?
La más ruin de to–
da~
la
ublevacione , la de lo Contrerai? en Panamá, qué
fué
ino la tentativa de una partida de bandoleros para ro–
bar y matar al clérigo far ante, que llevaba vacías las faltri–
quera::: pero repleto de oro
y
plata lo zurrone para el rPy.
A
í
\iYieron lo
hombre de e e
iglo, a
~alto
de mah.