Table of Contents Table of Contents
Previous Page  231 / 292 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 231 / 292 Next Page
Page Background

EL PAIS DE LA SELVA

213

gifero, el lazo, el hacha, la pica, el trabuco ... Oh, con

todas ellas, que descuidaran lo demás

l

Eligió entre los jóvenes dos ayudantes, y sin que

subiera el sol más alto, emprendió su jornada hacia el

naciente.

Iba entre la enmarañada fosca de espinosos arbustos

y troncos centenarios, tarareando los aires de la región

ó monologando con sus canes, puestos ya sobre el ras–

tro de la fiera.

-

¡

Si el utruncu resultara un runa

l -

cavilaba,

rumiando vieja

supersticio?os le

reminiscencias, y aunque temores

encuentro se conrp ie

Tras muchas41o as

El bosque se anegó

·naran,

la idea de se1nejanle

b_a de salvaje fruición.

e vagar sin éxito, pasó la tarde.

e tinieblas. Resolvió detenerse.

Un silo de abandonadas viscacheras,

y

ramas y árboles

al par, convirtiéronse en huta. Acezantes los galgos de

fatiga, tendiéronse á dormir. Habían desensillado ya,

cuando un himplido estridente repercutió en la noche.

· Acomodó .en las hierbas pellones y recado, simulando

con

~llas

alguien que duerme. Los compañeros se reti–

raron á esconderse. La cabalgadura, 'sudorosa en los

jarretes, comenzó á tiritar desde las verijas hasta el

belfo. El hombre, tembloroso también por la sorpresa,

corrió á ·ocultarse en la huta, á cuyo dintel llameaba

una fogata encendida. No la apagó el valiente; por el