Table of Contents Table of Contents
Previous Page  184 / 292 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 184 / 292 Next Page
Page Background

1G6

RICARDO ROJAS

no1nbraban sin

escup~r

primero, en eñal de abomina–

ción. Aún actualmente el decir : «hijo del diablo -

Zu–

paipa huchasca

!

>>

-

es uno de los mayores insultos en–

t_re las gentes de habla quichua en el país de la Selva.

Las tribus más apartadas sometiéronse

á

la hegemo–

nía del Cuzco, ora por el imperio de las armas, como

las chancas en las guerras de Mayta-Capac; ora espon–

tánearnente, co1no el norte argenLino durante el reinado

del noble Hueracoche. Incorporada la nueva provincia,

inarchaba hacia ella un curaca de sangre solar,

y

con

él, la religión y el idiorna. Así pode_1nos explicarnos

có1no ha lle

lo h

~ta

nosotros el no1nbre quichua del

Diablo,

y

co

)a te de la$ tradiciones precoloLn–

s atólicos que e arriesgaron en

.µ>_.J.::.~--i.vncon tra.ron,

sin duda, tribuE? prepa–

radas, gra ·

a

·éleas incáicas, para los dogn1a s

de

SLI

predicación. Amalgamados en la mente obscura

de la raza tan singulares elementos, el viejo mito per–

duró, para mostrarnos cuatro siglos ·después, en episo

<lios de evidente genealogía europea, los aún visibles

rasgos de su filiación americana.

El mito de Zupay se relaciona tanto con los de la

hechicera

y

la Salamanca, que constituyen jnseparahle

unidad. Los poderes de la bruja provienen de un pacto

con Zupay y

la Salamanca no es sino la academia

'"'ubterránea, oculta en el bosque, donde el neófito