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RICARDO ROJAS
tata ofrecía no sé cuantas onzas de oro al que fuera su–
jeto de agarrarlo.
-
Pero de ánde habían de poder ...
-
Y
anduvo el pájaro por varias estancias.
Así decían.
¡
Pero ha de ser cuánto que sucedió
!
¡Ya lo creo!
P'al tiempo del Rey eso lo que ser ía ...
Si volviera, no, Panta?
¿Y
pará que?
Para que te hagas platudo.
¡
Cos-1
!
1
pinaron ellos ; no lo habíamos de
Ent011ces para verlo siquiera.
No digo menos.
Dicen que era grande ...
Cómo no
! ...
Y
cuando inás en la sombra estaba,
daba más 1uz.
¿.Qué ·se haría ese pájaro, no"?
- Moriría ...
-
O se volvería al cielo, de juro.
-
¿
Como esa est.rella sería ?
- Máas, hombre: ... Árbol donde llegaba á pararse,
se alumbraba como cuando está saliendo el Sol.
Conversaban perezosamente, con grandes pausas sus–
pensivas entre párrafo
y
párrafo,
y
con prosodia que