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tos importan idolatría.''
El haik al que casi .siempre acom–
pañaba la música, sumamente varia–
do en sus foniu\s
i
-ex prcsion, se re–
vcs.tla en
las
ocasiones solemnes
rle
un carácter -n:ltjioso i guerrero, sobre
todo cuando c:ntre los clanzanks
se
·mezcla el Inca
i
los nubles mas dis- .
tinguiclos:
no
faltaban
danzas
tan
animadas coma airosas (entre otras
lak.achua
que aun
se
conserva)
en
la~
que se hacía ostentación
ele
habilidad
i destreza sorprendentes; c11 las
el ~
huaiconcs
i
otros enmhscarados mas
que
le~
gracia se preténdía lucir lo
raro
del
disfraz, en que se prefería
l ~>
monstruoso,
i
los gestos
grotczco~,
que podrían hacer reir al má::. melati·
cólico.
l
lo vemos confirmado en
la
Relación an6nima publicada por Ji–
ménez de la
Espadn~
quien la atribJ-
·ye
a uno
de los primeros jesuitas qu'e
vinieroi1 al Perú,
i
de la que copiamos
el
párrafo siguiente:
"Habla
grandes
bailes i danzas. grandes representr:–
ei<mes
de
b~ttallas,
de comedias, tra–
je<1ias
i
otras cosas semejantes."
Td–
do lo que
está
en armonía con
lo ase–
,·crac"lo por Garcilazo, que dice:
"Las
• .
•
1
canc10nes que compo11ran
se
canta-
ba.11
en las fiestas principales
i
días