-1.. -
Así
es, la fatalidad
cunndo
st·
c11sn–
ña contra un hombre,
le
.::lhruma· s in'
misericonlia.
Dejamos a nuestros lec t ores la
l:-t–
rca ele anreciar la hermosa kcci6n
que
cntr;tt"'ía
este
sencill o
juego
de
muchr. ch.o.
i
sabCJrcar su fondo pesi -·
mista, rn tanto continuamos <lcsen–
lara11do nuevas enseñanzas .
Verdad que entre nosotros gran
parte de las traclicioncs
i
c'ostnmhrcs
i.neáicas han desaparecido;
mucha~
Yacen en
el olvido mas completo;
: >tras se han contaminado con las
de
!os conquistadores en cuatro siglos
le
oµrefiÍÓn
i
c;i tolicisrno;¡.1cro no
oh~w 11tctodo este cúmulo rl e
infortunios,
·!o nde
quiera se investigue, se dcsct1-
~> rcn
las hu ellas del pnsaclo .de <1se gran
pueblo: q' lrn
s.::hido
ciar
•ll
mu11do
0-
chcnt.;1 va 1·ieda<ks de .papas; un
si1111u-
111ero
ele las
cld
maíz; la:-; virtudes de
b cHsrnrilla
i
de la
coca;
oro
i
plata
:t
mnnton e~;
de su kngua p<1 lahrn.s pa-
4·a
todo
el
uni \'erso
co1110
choclo,
cha–
crr1,
moro
<:te, a la mt dicina tos
mé–
lodos
homeo¡ní
tico
i
opn t<.' rá
pico; a
la
Astro1101nía
el
primci- ·
obscrvnto–
t-io
del
mundo, el
int1i>
h11 ;,.d ::m ;1;
a la
poesía
el
yarn
\'Í
i
el
uso de los coros
·. jgno ra<l o s
c11
Europa; 'las
tú
hu la s, que