-XLVI-
los intervalo!?- i al
mas
pec¡uciio en('Í–
ma, sobre las
cabezas, rematando .
la
cúpula
del edificio.
·
Después
~le
una
tan ruda labor pó–
nese a contemplar su
obra, b1an
diendo
ufano
su
musculoso brazo,
<.·xclama en
voz
altn:
aquí
toclav,ía
hai vigor!
jamás
este
(exkndicmlo·' la
mano)
se
ha
alarga'
lo en
denianda.
de limosna!
ya
tengo concluida mi
casa; ya dispongo
de
un
ni<to donde
guarecerme los días
11uviosc)s;
ya
po–
seo
un
gnmcrü adonde·gilanlaré mis
provisiones
para las . ép<><.:as de esca–
sez: mis
ollucos,
mis
ocas,
mis
ma.–
shuas,
mi
chuño,
mi
quinua
i
mis.
huayuncas.
Ahora voi . a
esü~nnrla
cocinanrlo
estas
mis
papitas
amari-
1las,
que
parecen yemas
de
huevos
de ·
per<1iz,
i
sazonadas con mi ajicito
me
Jas
cenaré.
(Váse
al
río
en busca
ele
un
mortero.)
Pero
no descansa el
malhadado
brujo en acihararle ::,u
mísera
existen–
cia,
oscurecicnrlo esa
pequeña
ráfag~t
·de
f(:licirlad
que vislumbra nl
sentirse
en pose!iiÍÓn ele una casa terminada,
porque
1c
vuelve
a gritar:
Auquis·!
chuclai ishquirun!
(Viejo!
tu
choza
se
ha
derrumbado.) Los muchachos
cantan en coro.