-LVI-
Los
diablos
por sus máscarn s .de
1
cuero
c~travagantcs
con infinidad
de
cuernos,nos
han
recordado mas ele
una vez los
relieve~
i
pinturas de los
h11f.lcos,
i
sohrc todo
los cld rnnnolito
de Chnvin i los de Tiahuanacn,
cuhier
tos de
serpientes
enroscadas,
q11e
les
brotan
hasta de las
mejillas.
Probable–
mente ni verlos
los españoles
les
cali–
ficaron
c1e
diablos,
porque
solo a esas
:figuras podia comp·ararscles por
la
fealdad
de
sus disfraces. Además
su
música orijinal
i.dclo
nrns primitiva:
un individuo
con
un
cajón
suspernli–
flo
del
cuello
sobre
el
que
cajca
con
dos piedras desiguales acom¡xtsanclo
con
el
ruido producido por otrí>, que .
flcnt una quijada ele nsno
1
eti cuyo
ángulo golpea
con el
dorso ..<le
lama–
no
haciendo vibrar el hueso· é
inme–
diatamente
desliza un
otró
hueso pe–
queño por
los
molnres,
rastrillando
i
golpeando
alternativamente.
El
sonido es un
char,chardel
maxilan.·on
el
tnn , ttm
del cajon. Por la se11Jcjan–
za a
los
bailes .
de
moros
i
cristianos,
papalmeT·o::djigantes,
se
presume su
orijen español,
pero
difiereil
cornplc-
(l)
.~ntes
pudo
~er
cl
11111:-t ilar
inferior de
la d:.i11la
ta pir,
o
gra n hestia ,
6
el de la llaman.
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