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- LVIII -

tencion , sin podernos explica r como•

ha escaparlo n la perspicacia de frai–

les

i

con quista ~lores,

pues su interpre–

tación es tocla la trnjcdia ele Caja–

marca , cuyo odioso recuerclo se ha -

querirl o perpetuar

hajo

el

clisfraz

ele

.

un ba il e dt,slizado entre otros.

En t iempo del imperio

se

cantaha

la

huay llia

por las princesas

(ñusta ),

i

damas nobles

(pé.Llln)

ante

el

sobe–

rano

con azucenas

ele

plata; hoi

se

canta la noche del 24 de Diciembre,

a compañarla

de

chirimias i cascabe–

les en la célebre

misa de gallo,

á

las

q'

llamamos

huailfiias.'

En otros luga–

res se acostumbra hacerlo en

el

atrio

de los templos por jovenes nombra-.

da s

al efecto llamadas

hiwilías (huay–

!liak ,

ca ncionera) en cclebri,clad de

las

fiestas

u

otro acontecímiento. hailn

n–

<1

o con a ztlccnas de papel: Estas can–

tindas dice d señor Anchorena en

su .

Gramática quechua

"Cuando se can–

taba

p01·

la

jentc

del

campo,

se d<;ctan .

qu(va; a,

porque los primeros

q~te

las

[1) Lr•

r¡ue

canta ba acompañada de unos. villan–

cicos

al

niño Jesus,

el n:rso

llaRlado de

la

coya.,

erli.

una

s~ñM~

llamada beata Jacoba, por vestir una

iaya

de jcr.;a. Muerta ella, han desaparecido

las

cbiri 'llias i lH1ailijias, quedando !!olo la

coya.