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do injusto de un amante, ya a la deses–
peración de una imaginación celosa,
i
ya
a las tiranías del amor: de suerte que se–
gún es el dolor que aflije, así se le aco–
modan los versos. De estos unos son en–
dechas
d~
cinco sílabas, otras de seis i
siete; í también se componen rdondillas, '
quintillas, cuartetas, décimas í glosas: pe–
ro
lo
rr.
as maravilloso es, que el metro
lo
adcrnm de símiles muí oportunos,
comparaciones propias, i figuras adecua–
das; se vierten varios i hermosos trozos
de mitología, i amenizan el · pensamiento
con ejemplos de aves, selvas, río·s, mon–
tes i otros semejantes.
"De este modo
unida.laarmonía i pa–
tético tono de
la
música a
la
poesía triste
i tocante, resulté!: una composición tan
noble, persuasiva í melancólica, que el
corazón mas empedernido se hace sensi–
ble a sus insinuaciones. ¿Qué oídos no
quedan arrebatados de su influencia?
¿Qué ojos, que no se inunden en llan-.
to
?
¿Qué persona, que no se conmueva,
solo con oír tocar su aire en · un mero
instrumento? El yaraví de cualesquiera
suerte que se oiga, suspende, eleva í ar–
rebata la atención mas distraída,
sin
que
nadie se pueda retraer de su poderoso
atractivo. ¿A quien no se le
exa~peran
·
las heridas del amor, cuando oy.e tma