-17 -
son tan análogc s a la composición músi ·
ca, que difícilmente se encontrará u111ón
mas bien guardada, i esta es la excelen–
cia más noble de los Yaravíes."
1
"Por
lo
que a mí toca, confieso con
ínjenuidad que cuando oigo estas can–
ciones se abate mi espíritu, se acongoja
el ánimo,
el
corazón se entristece, los sen- ·
tídos se encalman, i
el
llanto humedece
mis ojos; bien sea por
el
gusto que dis–
fruto de
OÍ!loS, O
que mí disposición or–
gánica se inclina a
lo
patético. Lo cierto
es, que por
1o
jeneral en todos parece que
surte
el
mismo efecto esta entonación: he
conocido persona que ha quedado acon–
gojada por muchos días, i que se privaba ·
cuantó podía de oírlos por no sentir tan
vivamente las sensaciones de su compo–
sición, de cuyas resultas enfermaba: tal
es su poderío i su natural gravedad.
2
''Supongo que como senté al principio,
contribuye mucho
1a
poesía que se les
acomoda; porque
los
versos ya se refie–
ren a alguna crueldad, ya a
1a
funesta
memoria de un objeto amado, ya al olví-
[1]
Voy, qµe sale de
Ara/Jicus:
no111bre que
s~
clahn n los poe–
tas indios
i
ahora significa canción de.• los Indios.
Nlercu?lo
PJ~
ruano
T . 1l'1)._2q7.
.
.
[2)
Ahora. me explico ln prohibic'ón que hnblá de toc•ir la
quena~dentro
de un
cántaro,
en
ton·
ndo
yara d <:s.
Recuerdo lia–
ber oido
hnc~
vcinticinró
ano~
o m¡t:\, conlJ:"'a"'J )a -vulnntlld de
mis tia&uno de e tos, \ l1abcrn1e
ent1do
m::t\ éuú;rmo rcalmcn–
tt::
tamb!¿n por
las
circunstancit,ts que
le
rode'dban~
Ruyenfüi'i'
conro qu1Cn va a <·ctmetcr
\1J1
delrto,
clt: n.uchl·,
a osturas, l'n un
horno abandonado,
escücb é
el
celebre
Ma nchay puilo.