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304

ENTRETENIMIENTOS DE LOS SANTOS

cha

histruccion

del P. Enríquez, se añade,

con fecha de 15 de Febrero de 1631, que

«el otro su Libro de los entretenimientos

de los Bienaventurados se puede imprimir».

Y decimos que fué mayor nuestra sorpresa

por cuanto, además de ser más sospechoso

el título, nos sonaban aún en los oídos las

llamadas del supuesto «P. Fray Antonio

Quinsechy» á las máximas del «Alcoran

de Mahoma». Pero realmente no había por

qué. Un libro de esa índole, y quemado

públicamente por el tribunal del Santo

Oficie, era de todo punto imposible que no

apareciese prohibido en el

Índiú· Romano,

ó á lo menos en el

Expurgatori·o Espaiiol,–

y, sin embargo, es indudable que en nin–

guno de ellos aparece ni ha aparecido jamás

bajo ningún epígrafe ni apellido.-Esta es

una confirmación certísima de que no hay

tales

Entreteni"mi'entos,

cuales se los imagina

el autor de la

Carta,

impresos; así como la

licencia del P. General nos parece una

prueba incontestable de que el P. Enríquez

no convertía en ningún harén el reino de

los cielos; y el silencio -absol uto efe los bi–

bliógrafos, .y más de los aficionados á seme–

jantes curiosidades, un nuevo indicio de

que, en hecho de verdad, no llegó á impri–

mirse el

Libro de los entretem"mi"entos.

Mas no debió de atender á estas razones

el enmascarado Quinsechy, sino que pare–

ciéndole que, una vez puesto á mentir des–

caradamente, no era cosa de contentarse

con renovar las calumnias y embustes que

halló en el famoso

Teatro y esuítt'co,

donde

se sacaban á relucir y se interpretaban ma–

lignamente algunas proposiciones del ma–

nuscrito de los

Entretenimientos,

que no

sabemos cómo vino á parar de manos del

encargado de su última censura á otras muy

diversas , añadió de su cabeza que, no satis–

fecho el P. Enríquez con escribir semejante

libro, lo <diego

a

dar al publico».

Pues la especie de la quema, de que tam–

bién nos da cuenta en la

Carta,

es posible

que la sacara de la

Bi"bli"otlieca Lusüana

de

Machado Barbosa, que habla de una obra

del P. Enríquez que se mandó quemar

(n, 452). Sólo que ni este P. Enríquez se

llamaba de nombre «Luis», sino «En rique»,

natural de Oporto, que entró y vivió algún

tiempo en la Provincia de Toledo, ni la

causa de quemarle públicamente su obra

fué por doctrinas que contuviese tomadas

del «Alcoran de Mahoma», sino por algu–

nas opiniones exageradamente regalistas,

dignas de aquella manifestación y castigo.

Hácesenos tanto más probable la confusión

de Quinsechy, cuanto que la hallamos ad–

mitida y corroborada por autores que quie·

ren pasar por críticos hasta en Alemania,

como Huber, según el cual, «Henri Hen–

riquez écrivit un traité:

"Des occupations

des saints au ciel".

Cette élucubration fut

publiée en 163 I. ...»

(Les Yésuites,

u, 137

de la 4.ª ed. de la trad. franc.).

Después de escritas las anteriores líneas

hemos tenido ocasión de ver, gracias á la

amabilidad del R. P. Tomás Echeva–

rría, C. M.

I.,

un ejemplar de los

Entrete–

ntmi·entos,

provisto de las licencias necesa–

rias para la impresión. He aquí su título:

<~En tretenimientos

de los Santos En el

<;ielo Despues de la General Resurrec,;c;ion

A la gloria su subida a ella y feliz estado

en el <;ielo de los cuerpos ya glorificados;

De la grandeza del <;ielo Impireo, y su Ve–

lleza, y Renoua9ion del Vniverso, despues

De la General Resurrec,;9ion. Por el Padre

Luis Enrriquez de la Compañia de Jesus»,

en fol.

0

,

de

I

52

hojs., s. 8 de lics. é índs.

Este ejemplar, que, sin duda ninguna, fué

el dispuesto para la estampa, lleva al frente

una aprobación del agustiniano Fr. Andrés

Aguado, fecha en Valladolid á

22

de Mayo

de 1631, y la licencia del Dr. Lucas Vela

de Sayoane,

<~Próuissor

oficial y uicario

general e inquisidor hordinario en esta

ciud de Vallid y en todo e5te obispado», de

24 de Mayo, con la del Provincial de la

Provincia de Castilla P. Francisco de Pra–

do, fecha en Salamanca á

26

de Abril del

mismo año de 163i.-Sin data, fecha ni

firma, pero poco posterior, según parece,

á

la aprobación y licencias', se lee también en

el mismo ejemplar una censura antepuesta

á ellas de propósito, que termina con el si–

guiente párrafo: «verdaderamte no parece

necessº este libro, ni a la iglesia de edifica–

cion, pues da ocasion de que se entienda la

doctrina del cielo no bien, y .engendre es–

candalo en muchos, y mas auiendo'se escrito