METODO DELLA DOTTRI
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Parécenos que no es gratuita ni casual la
intervención del P. Rubino en esta
Razon
del estado de la crt'stia11dad/
y que puede
ervir no poco para explicarla satisfactoria–
mente la cláusula de una carta del P. Vice–
provincial Feliciano Pacheco, de 18 de Abril
de 1668, al mismo Fernáodez avarrete que
la reproduce, y en la que se da cuenta de
un «entero volumen que se hizo en Manila
por los Padres Diego de Morales, y An–
tonio Ruuino año de 16.
p
~
(n, 324).–
Á
este «entero volumen (el volumen
integrum » del r. Palafox) se refiere tam–
bién el propio Fernández t\avarrete en
carta suya de 22 de Abril de 1668 al
P. Luis de Gama, en que le dice: «Quanto
a lo que.... trae el Padre Vice-Prouincial
del tratado de el Padre Morales, digo, que
el at'io de 46. yo, y todos los de mi barcada
le vimos en Mexico, el qua! lleuaua el
Padre Magino Solar [ ? alá
J
a E paña.
Allí hizo vna respuesta el P. Fr. luan
Bautista de Morales la.qua! se entrego al
eñor Obispo Palafox, que fue el que nos
dio vn traslado que hizo del tratado, que
el Padre Magino le dio
a
ver. En Manila
le vi tambien , y despues aq ui en China....»
(n, 332).
Estas palabras nos declaran sin rodeos
ni malignas reticencias lo que nos contaba
.el Sr. Palafox en su famosa
I11oce11cia11n.
De ellas se deduce también que el «en–
tero volumen» e crito en Manila por los
PP. Morales y Rubino, es el mismo á que
respondió brevemente Fr.
]
uan Bautista
en Méjico, y vuelve ahora á responder más
á la larga Fernández Tavarrete: conviene
á saber, el de la
Razo11 del Estado de in
Christúmdad
que lleva en el título el nom–
bre del« Padre Diego Morales».
Y
esto asentado, ¿podría calificarse de
temerario el juicio,
ó
de aventurada la sos–
pecha de quien se adelantara á suponer que
tampoco era diverso de lá
Razou
el
iWetodo
della Dottriua
publicado los aüos adelante
por el P. Marini?-Lo cierto es que Fer–
nán'dez Navarrete estaba muy enterado, tal
vez más que nadie, de cuantos manifiestos
y memoriales escribieron hasta su tiempo
l-0s de la Compañía en defensa de la doc–
trina que enseñaban á sus neófitos en las
Iisiones de la China; y, in embargo, no
menciona ninguno que se hubiera divulgado
á
nombre del P . R ubino. Esto, en su pru–
rito de no omitir nada de lo que sabe, es
señal inequívoca de que no lo conoció; y el
no conocerlo, atenta su exquisita diligencia
en que no se le escapara el menor papel
relativo á su asunto, prueba evidente de
que no debió de existir.
Ya vemos que á esto se nos puede objetar
que, según Sommervogel, hay del P. Ru–
bino, en la Biblioteca Nacional de París,
una «Relazione [?Ragione?J dell'insegna–
mento religio o impartito ai neofiti della
Cina»
(nr,
280); y una « Ri posta [?Res–
posta] as calumnias que os padres de
S. Domingo e de S. Francisco impoem aos
padres da C. de
I.,
que se occupao na con–
ver ar,;áo [?conversao
J
do reino da China.
1641», en la biblioteca llamada de Víctor
Manuel en Roma
(1x,
82~).
Pero, lo primero de todo, habría que ver
de qué época son, y qué seguridades pre–
sentan e o Mss. para que hayan de atri–
buirse cabalmente al P. Rubino; pues de
sus títulos, tal cual se nos copian, no se
deduce que sean realmente suyos, ni consta
cuándo se escribieron. - Habría, además,
que cotejarlos entre sí para averiguar si son
una misma obra, como sin duda ninguna
lo parecen; y cotejarlos asimismo con el de
la Biblioteca de la Univer idad de Sala–
manca, mayormente en vista de que su t(–
tulo está tan en consonancia con el del có–
dice portugués, que bien puede, por sola
ella, calificarse de traducido ó arreglado,
cuando menos, el uno del otro, y con él
también el manuscrito. - Ni es cosa que
deba echarse en olvido que los PP. Rubino
y forales vivían juntos el afio de 16.p en
Manila; que el segundo escribía su
Razon
del Estado de
t1
Chri'str'andad
por orden,
á
lo que parece, cuando ya no en compañía,
del primero; que nada tiene de extraño que,
según eso, se sacaran ejemplares ó trasla–
dos con el nombre de éste, así como hay
uno, por
lo
menos, con el de aquél: ó que,
por mejor decir, conservando el del P. Mo–
rales en el original castellano, se sustituyera
el del P . Rubino, Visitador de las Misiones,
en la traducción así portuguesa como ita-