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LAGRIMAS DE AGANIPE

según avisa en su artículo el

Cata!. Scrif>t.

Prov. Tolet. S.

y.

(pág. 73); ó, según Alcá–

zar: «Hispanice....

contra ralzmmias Gre–

gorij Esclapes doctrinas Yesnitarmn deni–

grautis,

.scripsit, nomine D. Jo:rnnis del

Aguila,

Brevem Satzifactfrmem,

sub hac

epigraphe

A llatret cams dummodo non

mordeat.

Pampelone, ex officina Jacobi Al–

pizcueta

1653.

in 4.>> (boj. 95

1

v.).

Véanse también Caballero (Mss., núm. ·

1753), Backer

(n,

1390-1 392) y Sommervo–

gel (v, 1349

1

r351-52:

cfr.

D., 471) ; y co–

rríjase lo que anota Hartzenbusch en el

seudónimo de Juan del Águila; conviene á

saber: «Mateo de Moya,jesuíta, en el roman–

ce

Lddreme el perro

y

no me muerda,

1653

1

y después, con adiciones, el mismo, escrito

en latín con el disfraz de

AmadaJus Gui"me–

ntits»

(pág. 3).-Lasobras en que el P. Mo–

ya se valió del seudónimo de

AmadaJttS Gm'–

memús,

son enteramente diversas de la del

Ladreme el perro,-

y ésta no es tampoco

ningún romance, como parece que se quiere

decir, sino que está escrita en prosa.

Cuanto á la noticia de

L e y oiwnal des

Sf:avaus,

basta fijarse en los términos en

que la dan sus redactores para conocer que

hablaban de memoria, ó con referencia á

informes poco exactos, y que no sospecha–

ron siquiera que fuera supuesto el nombre

de su

Aquila,

ó sea el «Doctor D. luan del

Aguila» que suena en la portada.

4167.-Lagrimas de Aganipe vertidas

por la pluma de Don Manuel

Tarac~na,

Abogado de la Audiencia de Guatemala,

en la muy sensible Muerte del

P.

Chris–

tobal de Villafañe, de la Compañia de

Jesus. En Guatemala, por Arevalo, 1766.

-En 4.º

EL P. MANUEL

GO

ZÁLEZ

CANTABRA A

(?).

Sommervogel atribuye al P. Manuel La–

cunza una «Vida del P. Cristobal de Villa–

fañ e. 1763 », con la nota de que «Davila y

Arrillaga.... dit: "La vida de este Padre la

escribió el celebre Jesuita P. Manuel La–

cunza, añadiéndole algunas canciones fúne-

bres."-Ce Pere fut tué au mois de Juin

1763, par trois criminels qu'il était allé

visiter dans leur prison »

(1v, l

354).

En efecto, según afirma el Sr. Dávila y

Arrillaga en su

Contt"nuación

de la

Histori"a

del P. Alegre, el P. Villafañe murió por

Junio de

l

763 á manos de tres famosos cri–

minales «encapillados» en la cárcel de Gua–

temala, y su vida la escribió el P. Lacunza

con algunas canciones fúnebres (1, 173-74).

-La noticia de la

Vida

la tomó segura–

mente de Hervás, el cual asegura, en una

parte, que «Don Joaquin

[?

Manuel) La–

cunza publicó impresa la relacion de la

muerte-de Villafañe.... »

(1,

186); yen otra,

que el P. Manuel Lacunza <dmprimio la vida

del jesuita Cristoval Villafañe.... añadien–

dole algunas canciones funebres»

(n,

28).

Pero eq uivocóse, sin duda ninguna, el

Sr. Dávila y

Arrill~ga

en el año de la muer–

te, así como también Sommervogel en el

de la impresión. El P. Villafañe aparece

vivo todavía en el Catálogo impreso de 1764;

y, según el citado Hervás, «enseñaba la lati–

nidad en Guatemala el

l

766. cuando a 2 .

de Agosto muria a manos de unos negros,

a quienes condenados a muerte por sus

graves delitos instruia en la doctrina cris–

tiana, y disponia para la muerte»

(r,

i86).

La

Vida

del P. Villafañe debió de escri–

birse, por tanto, el año de 1766

1

cuando

más pronto, y dado que realmente se escri–

biera é imprimiera, como asimismo las

Candones fúnebres

de que habla dos veces

Hervás. Pero lo malo es que no hallamos

la menor señal de semejante

Vida

en los

demás bibliógrafos, ni cosa parecida á las

Canciones,

sino las

L agrimas de Aganipe,

cuyo título copiamos de Beristain

(ur,

171).

¿Serán éstas del P. Lacunza?-Algo difí–

cil se hace de creer que desde

28

de Agosto

hubiera tiempo para que llegara la noticia

de la muerte del P. Villafañe de Guate·

mala á Chile, donde residía el P. Lacunza,

se escribieran allí las

Lagrimas,

y se envia–

ran á la imprenta de Arévalo de donde salie–

ran impresas para fines del año.

Además, recordamos haber oído más de

una vez al P. Andrés Artola , que vivió

muchos años en Méjico, que tenía idea de

que por allá se atribuían al P. González