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QVAEDAM EX CONSTITVTIONIBVS
73
P. Éverard Mercurien, fidele
a
l'intention
de la Congrégation qui l'avait récemment
élevé
a
place du P. Frao\;ois de Borgia,
comprit cette reuvre parmi les plus impor–
tantes de son administration; et, afin de
l'accomplir avec tout le soin qu'elle de–
mandait, il s'aida de la collaboration du
P. Diego Miron, ·qui était et qui est resté,
dans l'histoire, un des plus saints et des
plus éminents personnages de la Compa–
gnie. L'un et l'autre, tantot ensemble, tantot
isolément, toujours de concert, retouche–
rent ce Manuel avec une application filiale ,
et la derniere année du généralat duP. Mer
curien vit paraitre, dans une perfection re–
lative, une nouvelle édition du
Sommaire
des Constz'tufions,
des
R egles commttnes
et
des
R egles par'liwlieres.
«Ce fut
a
cette reu
vre
de direction ,
~
ce
recueil de regles communes, de regles par–
ticuli cres qu'aboutirent les mesures et les
prescriptions diverses qu 'avait prises le
P. Nada!, partout ou il avait eu cette mis–
sion
a
remplir, surtout avant la promulga–
tion des Constitutions»
(1,
494-496).
Reservando para cuando lleguemos á
«R egvlae Societatis I esv....
»
el explicar des–
pacio lo que en las anteriores líneas se dice
de los PP. Everardo Mercuriano y Diego
Mirón, cúmplenos advertv aquí, lo prime–
ro, que está fu era de duda lo mucho que
trabajó San Francisco de Borja en el per–
feccionamiento de nuestras
R eglas,
como·
se deduce de su correspondencia misma con
el P. Jerónimo Nada!.
«.... se pone diligencia (le escribe á 20 de
Marzo de r567 ) en reveher y corregir los
oflicios y reglas, como lo encargó la con–
gregación ¡
y
hasta aora están hechos los
oflicios de prouincial, visitador, rector, mi–
nistro, procurador general, procurador par –
ticular , prefecto de yglesia , sacerdotes y las
reglas comunes¡
y
en lo demás se poroá la
mano con el fau or del Señor.... :. (
Epist.
P.
Hin ·. \'adnl,
11! ,
41 2-1 3). - Poco deE–
pu¿g,
á
3 de Mayo : Los oflicios nn ade–
lante :
y
con la gracia del efior no sería
mucho acabar por este mes , ó faltará poco:.
(ihid.,
462). -- Luego, á 27 de Septiembre:
«Lo oflicio
y
regla que e han hecho
hago embiar
á
V.
R.
(ibid.,
:2
).-Y últi·
mamente, á 9 de Octubre: «Las reglas y
offi¡;ios casi todos se han acabado y estam–
pado, y agora se hazen todas las que tocan
á los estudios.... Creo que ya las reglas las
terná V.
R.,
ó le embiaremos vn librito de
todas aoru
(ibid.,
532).
Fundado en estas palabras y en otras pa –
recidas de la correspondencia, asegura el
editor de las
Cartas
del P. Nada! , en el ín–
dice de su tomo
m,
que San Francisco de
Borja « regulas variorum officiorum scri–
bit.... ; summarium constitutionum et regu–
las communes concinnat» (pág. 868 :
cfr.
872, 894).- Así es; y sólo tenemos que
añadir
á
su dicho que el
Sumano
de las
Constituciones y las
R eglas,
tanto comunes
como particulares que en él se mencionan,
salieron juntos precisamente en la colección
romana del mismo afio de 1567.
Mas no era ésa del todo original. Parte
puede llamarse reproducción de otra rarí–
sima, aunque impresa;
y
parte, arreglo de
instrucciones que se conocían de mucho
atrás, y andaban escritas de mano por nues–
tros Colegios.
De lo primero es buen testimonio la edi–
ción vienesa de
I
56
I
1
en la que ya apare·
cen el
Sumario
y las
R eglas comtmes
con
muy poca diferencia de lo publicado el aiio
de 1567.-Es indudable , además, que aun
de las
R eglas
de oficios particulares había
ya algo impreso antes del generalato de
San Francisco de Borja , como se colige de
una carta del P.
Polanco.alP. Cristóbal de
Madrid , fecha
á
3 de Diciembre de
1
6 ~2 .
«Nada! escriue (le dice) que halla en Ale–
maña falta de las reglas de los officios de
casa , como de refitolero , comprador, cozi–
nero, portero, etc.¡ y así.. .. desea que quan to
más presto se pueda, se le ymbien todas las
reglas de los d ficios que se tienen en Roma,
y
no solo las estampadas , mas au n las que
no lo son....
»
(ibid.,
11,
153).
Éstas, como se ve, parecen cosa diversa de
lo que se habla impreso en Viena con título
de
Qvaedam.... Excerptn,
y de que es de
suponer que hubiera más ejemplares en
lemania que en Roma. Pero
ign~ramos
qué
R~glas
fueran, por no haber podido
hallar ra tro de ellas ni noticia egura de
su contenid0. Tampoco no aventuramo
~