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;i,mantísimo Je ú
y
le has
cltircangui, juchala rum sh–
crnci6cado ; pue el pecado
pa pai Jesú
/(¿
a;.,utir–
fué la cau a de la muerte
cangúi, cruxpi chaca/ar–
de uestro eñoi·.
Medita
cangui; ari mi/lai jzwlrn
también que hay que amar
Apwnchic Jesucristo/a, hua–
á
Dios sobre todas las co-
1i,uchircami. Yuyaitac: Dios
sas por er infinitamente
mai alli shunguyzwini, pai
bueno
y
el snmo Bien. ¡Y
vw11w
tucurina al/Ji,
mann
á
este Dios tau bneno, tan
tum¿rina su11wimana ca·/¿–
perfecto, tan amable le has
camanlc¿ tucuita yalli euya–
ofeudido con el pecado!
nal/atacm·i. Cai mai alli,
mai sumac , 11uú cuyangn–
JJrtc
Dios/e¿ juc/wllümslwan–
gui!
Después de e to, arrodi-
ClwimcmtnscwerdoteDios-
llado ha de confesar todos
11ac randiman üwui juclw–
tus p ecados al sacerdote,
cunata cunguris/11pc¿ con–
que está en lugar de Dios:
(csangui, tucui yuyashcc¿,
acúsate, pués, voluntaria-
manarac con(esashcci,jucha–
mente
y
como puedas; de
cunatn liitillangui m.unai–
todos los pecados de los
manta, i1shashcaect111a. 'l'u–
cuales te has recordado
y
cui jucltacunata, yupas/wu
no te has confesado toda-
(quipushca), cun quiquúi–
vía. Debe confesarte por
manta huillangiii, scwerdote
ti mi mo, aunque el sacer-
11za1w tapucpij1ish, mana
do.teno te pregunte, de to-
juei ftaupacpi ltuatas/u;a
dos los pecados según el
pushashca,;hinn tucitila
111a-
11úmero,
y
in.querer negar
9iani11a mwtw>l1p11, yalliJtrac
todo como uno que fuera
cuyapayac Dios ftaupaüpi
amarrado'
y
llevnclo delante
tiyaslqic¿
tur11it11
mzmai-
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