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bie·a, cuaudo ea alglÍn paí aparece una eufermedad
coutagiosa, p. ej . el cólera ó la fiebre amarilla, los go–
biernos dictan provideucias para que la plaga no se
extieuda más. Y coa razóa, porque deber del poder
civil es cuidar del bieu público, á saber, del de la so–
ciedad. Ahora bieu, ¿qué plaga causa mayores estragos
ea la sociedad que el alcoholismo? Luego cualquier
gobierno, auu liberal ó radical, cou tal que sea huma–
nitario, est:i obligado
<Í.
subsaaar el abuso clo las bebi–
das alcohólica . Pero esto uo se consigue, aumentando
los derechos ele alcabala
y
aduana, como lo prueba la
experieucia ; pne el borracho es capaz ele vender, si
le fuera po ible, sn mujer é hijos para poder contentar
la pasión ·de beber ; hay que cortar el mal en su raíz,
claudo leyes que prohiban del todo ó disminuyan si–
quiera la fabricación ele licores en el interior y sn
importación del extranjero; ó, á lo menos, hay que
castigar el vicio cuando se presenta públicamente, y
el dinero que les
falta,
para proveer
á
su subsistencia
y
fomenta1; sus vicios." Encomendamos Ja lectura del Opús–
culo "El demonio alcohol" por el Dr. P. Despinc,
y
sobre
todo el estudio de Ja P astoral del Diño. Sr. D. Mariano
Casanova, Arzobi po de Santiago de Chile, sobre la intem–
perancia en la bebida, Pastoral que trata
á
fondo de este
vicio, en cuanto
á
la moralidad. .Amb s opúsculos los hizo
reimprimir el Sr. Antonio F lores, en tiempo de su Presi·
dencia,
y
repartir
á
los Gobernadores de las provincias.
¡Ojalá se encontrara una mano benéfica que hiciera reim–
primirlos, ·principalmente la Pastoral
y
los repartiera entre
el pueblo!