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XX

linajes que de ollas nacieron fueron malditos de Dios.

Pue , si

:t

un justo hizo la embriaguez cometer tal mal–

dad, ¿ qué hará en u11' pecador de venturado

?"

Hemos copiado también el mímero tercero para'

los que tienen

!:l.

idea de que los indios son muy ino–

centes y castos; en efecto, no sin razón exhorta an Pablo

á

los Efesios

(5, 18):

" Ni

os eutreguéis con exceso

al viuo, fomento de la lujuria."

Siendo tan dasastrosas las consecuencias de la em–

briaguez,

¿qué medios

Jwy

iiara combatirJa?

.Ante

todo y hoy

m¿ÍS

que nunca el poder civil y la autori–

dad eclesiástica deborian darse las ma11os y ayudarse

rncíprocam '1ito para curar e to mal tan grande. Pues

el ribuso de bebidas alcohólica so ha hecho calamidad

p1íblica. En efecto,

á

un ob ervador atonto no e le

oculta que los que han perecido mi erablemente en–

venenados por el aguardiente

y

co1iac son incompa–

rablemeute mucho m:ís que quien , en igual número

do alios, han muerto en las guerras civiles

1 •

.Ahora

1

El

eñor Dr.

L rs

CORDERO

dico en el prólogo

á

su

traducción de "El demonio alcohol" por el Dr. Próspero

Despine: "Si me fuese permitido añadir algo

iL

cuanto dice

el Dr. Dcspine, sobre los estragos que produce el alcohol,

agregaría sólo que la pasión, no meuos baja

y

perniciosa,

de la e mpl eo ma n ía, fuent principal, tal vez única, de

todas nuestras . calamidades

y

trastornos políticos, nace de

la afición

á

la bebida, que empobreciendo

á

muchos inclivi- .

duos, alejándoles de toda ocupación lucrativa

y

honrosa,

creando para ellos una uecesidau mlís que

ú

toda costa

deben sntisfacer, les impele

á

buscar en ' l erario público

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