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ESTUDIOS INDfGENAS.
los pueblos
y
gobiernos, ensanchaba el vasto
cam.pode los c0nocimientos geogra.ficos. Los pueblos se acer -
caban
y
se unian por medio del comercio, las leffgtias
se canjeaban,
y
la imprenta que, desde mediados del
siglo decimo quinto, habia comenzado s1-i labor inmor–
tal, contribuia de una manera poderosa al progreso
de toda conquista.
Este acopio de adquisiciones intelectuales
y
mate–
riales debia traer el estudio de una uueva ciencia: la
etnografia que sintetiza el conocimiento de los pue–
blos, sus costumbres, su
i~aza,
su lengua, sus ori–
genes.
Los viajeros europeos que, · desde el siglo decimo
quinto, habian visitado el Asia, fuerou los primeros
que incorporaron
a
SUS
descripciones geograficas la ora–
cion dominical vertida
a
las lenguas orientales. Para
no citar todos los trabajos, nos contentamos cou nom–
brar
{t
los viajaros
y
lingii.istas, Shildberger, Postel, Am–
brosius, Bibliander, Vulcanius, Wilhelm, Gesner, etc.
Era una base para continuar.
La primera coleccion del Padre Nuestro, en veinte
y cinco lenguas, fue publicada en Zurich, en
1555,
en
la misma epoca en que comenzaba aquel
{t
ser tradu–
cido en lenguas indigeuas de America.
En
1592·,
Geronimo Megiser publica en Fracfort,
su coleccfon de la oracion dominical en cuarenta y
nueve idiomas. -- ::!_\fauer, en
1621,-
publica otra en
cuarenta lenguas, la cual puede considerarse como
imitacion de la precedente.
La oracion dominical en lenguas africanas apare–
ce editada por el Profesor Gramage en
1622; y
el
Profesor Reuter, publica en
1662,
en Rega, una coleccion
general, 'en cuarenta y nueve irliomas. En esta misma
epoca aparece Junius eclitando la oracion domiuical
en diez
y
nueve leuguas germanicas.