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EL DESPERTAR DB UN PUEBLO
Pues bien, esta ciudadela ha volado con gran parte de
su guarnición. El partido gubernamental sólo tiene
un
voto de mayoría en el Landtag: menos que nada. Desde
esta legislatura, un incidente parlamentario puede des–
truirla, y en todo caso, las elecciones de 1893 la aniqui–
larán definitivamente: tal será el fin, no de una grande,
pero sí de una larga dominación.
La bancarrota del partido nacional libera1 es un he–
cho consumado: comenzó en las elecciones del Reich–
stag de 1890,y se ha manifestado de un modo más pal–
pable aún en
las~lecciones
badenses. No hay duda; el
pueblo alemán está harto de estos tiranos: demasiado
tiempo los ha llevado en 'triunfo sobre sus hombros;
por fin los ha sacudido, y helos palpitantes sobre el
suelo. Su anticlericalismo los ha muerto: «:Día vendrá
~-ibía
en Abril de 1888 el
Badísclie B eobachter-en
/Fíe los nacionales liberales lamentarán amargamente
' que sus prejuicios confesionales
y
su odio á la Iglesia
católica hayan apagado en ellos todo sentimiento de
otra especie.»
Ese día ha llegado; y mientras que la prensa deAle–
mania comenta esta derrota
y
trata de levantar un
t~nto
el velo que oculta lo porvenir, será interesante recor–
dar las causas que han contribuído á la grandeza y han
provocado la decadencia del partido nacional liberal.