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EL Dl!SPl!RTAR DE UN PUEBLO
' Durlach y los católicos de Baden-Baden; pero supo
hábilmente aprovecharse de la disolnción del Santo
Imperio Romano de Alemania y obtuvo, por una serie
de tratados y convenios con Francia, casi todo el gran
ducado actual de Baden. La ribera derecha
(1)
de las
diócesis de Constanza, Basilea, Spira y Maguncia, los
vastos dominios de las abadías de Schwarzach, Fraue–
nalb, Allerheiligen, Lichtenthal, Reichenau, Salem,
etcétera, todos estos jirones del manto imperial sirvie–
ron para cubrir los hombros del flamante gran duque.
Por su proclamgción, en
l)
de Agosto de
1806,
decla–
róse independiente del imperio de Alemania y dueño
absoluto de las provincias que se había anexionado. Los
artículos 9.
º
y
10;º
del
Terriforial-recessus
de Francfort
(20
~e
Junio de
18 19)
reconocieron su soberanía y ga-
los Fedei:ico contenían una población mixta, cuyas dos
terceras partes poco más ó menos eran católicas (
2 ).
¡Pero qué católicos! En nin g una parte se había cebado
el josefismo con tanto furor como en las orillas del
lago de Constanza, y el josefismo era
l11
muerte de la
fe
cristiana, la ruina de la disciplina eclesiástica; en una
palabra, el aniquilamiento de todo lo que constituye
la Iglesia católica . Según este sistema, el soberano
tiene derecho á intervenir en todos los asuntos admi–
nistrativos de la Iglesia. Puede, á su voluntad, prohi–
bir ó permitir las asambleas eclesiásticas, fijar las con–
diciones de admisión al sacerdocio , obligar á sus
súbditos á obedecer á los cánones, disponer de los bie-.
nes de Ja Iglesia, reglamentar la jurisdicción de los
(1)
Del Rhin. (N. del T.)
(2) Según el censo de 188;, la población ca tóli ca del gran
ducado de Bad en se eleva
á
1.004,276; la protestante,
á
566,327.
En el reino de Wurtemberg existe casi una proporci ón inversa:
ca tólicos, 598,224; protestantes,
1
.378,216.