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XIV -
La p 'rdiida de la fortaleza, aminoró la iol mcia d
los ataques de la i1idiada, desalentánclola. Manco acan–
tonado <Mi Lares, principió a rennir
?W
o ¡:onting n..
t
s, para volver a estrechar el cerco, ?1Ullltt ni ndo fit r–
t s g11arnicione en todas la vías de acc o
'CL
la cii1,dad,
a fin de vmp dir
.:r,
los e pañ:oles alir del
e.sil
cho cir–
cuito a q11e le había ·1·eclucido.
Esto no ob tante, Hernand<J q11i o carm ntar a lo
indio
,
intentando un a.iidaz ataque al c11artel clel I nea.
De pit 's de
ve~cer
a los atacantes de la barriada del Ou
-
co, se
la~izó,
'(fCompañado de los
más
robusto
y
ano
,
n
dfreccMn a Lares. Los indios lo deja?·on pcn trar a la ·
re qitebrad11ras de la cO?·diill ra, hacia, la
trecha gar–
gantas de los i:íos qiie co1-r<Mi conio aflnonte del nt–
bamiba,
y ,
cwando t1tviei·orn la eguridad de copar la tro–
pa de los blanco
,
los aca aron por la. altiira
y
estr
-
chos pasos del camivno. Fueron mene ter prod1'gios de a–
lor
y
de teniei·ario arrojo para libertars
de
tantí inw
peligro. Días de incesante pelea, noches de angustia, to1·–
nientos por hambre
y
fatiga, pnsieron a pru ba la na–
turaleza
a.e
esto titanets, convenci'ndolos tanto. obstó-cu–
los de la i?Údilidad
·
de sus prop'ósito
.
R troc
clienclo~
de alentados
y
maltrechos,
.
volvie;·on al Ciisco, a procu–
rar e algún descanso. En la ciii,dad Gonzalo
y
sn de. ta–
camento, habían contm1tado la pelea con otro grnpo
.
De'Scfo qne. e p?tso sitio a la ciluclacl se avi ó al Go–
b rnad<Jr Pizarra lo p ligros de la guarnicü5ri, piclién–
dole eficaces ocorro
.
Hernamdo
y
s1t
tropa agnardaban
día tras día,
y
semana tras enwma, la llegada de refuer-