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de paz al seruicio de Dios y al de Su Magestad.
Mando y vedo ·que de ay adelante ningun yndio
fuesse ossado de sacrificar a; sus dioses mucha–
chos, ni yndios, ni hazer otras supersticiones que
solían hazer muy malas, pessimas y detestables, y
todas estas cosas y otras muchas mas se les dio a
entender por Geronimo de Aguilar y por Marina
yndia, que eran muy buenos ynterpretes en lengua
mexicana: Cuando se gano la cibdad de Mexico,
los conquistadores hallaron en ella mucha cantidad
de oro y plata y otras cosas de gran precio
y
valor,
en do muchos españ
0
oles aun no pudieron hartar
su ysaciable cubdicia porque cada vno le cupo
mucha parte del oro y plata, porque me paresce
que fue e1 thesoro de algun duende, que todo lo
perdieron_. Dixeron
d~spues
los mexicanos que
uvo grandes señales y muchos pronosticos <:n el
delo y en la tierra, que se vieron antes de la cay–
da
y
destruycion de Mexico, que fueron muy es–
pat'ltbsas y de gran portento, que no comieron
ni beuieron en muchos días en auer visto tales co–
sas,
y
por euitar prolixidad, que son muchas, dire
aquí algunas pocas. Assi mismo muchos caciques
y principales yndios estuuieron atonii:os
y
locos
de lo que auian visto, porque los agoreros .y he–
chizeros dixeron
q~e
presto se acabaria aquella
monarchia porque los dioses estauan de los me–
xicanos muy enojados:
y
esta mor;archia auia tu·
rad·o, a lo que ellos tenian por memoria y cuenta,
mas de sietecientos años desde que se comen<,<o