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le paresc io que no podria ser menos sino que Ro–
drigo Mexia y Bernardino de Loaysa fuessen en el
conc ier to , porque andauan siempre con Ve la Nu–
ñez acompañandole, y porque tambien estos le
auian tomado del dedo pulgar, aunque fue fa lso,
como despues parescio. Y as i mando luego pren–
der a Vela Nuñez, y lo prendio el licenciado Ce–
peda, que lleuo consigo doce arcabuzeros, y lo
lleuo a la caree! publica en donde fue bien apri–
sionado y mando al alcayde de la carcel que no lo
dexasse hablar con nadie, y se le puso gente de
guarda. Y Don Antonio de Ribera prendio a Ro–
drigo Mexia, que posaua en su casa, al qua! lleuo
a la ca r cel publica y le pusieron en fuertes prisio–
nes, y mando a Gaspar
fexia, que era mucho su
afficionado, prendie se a Loaysa y lo lleuasse a
la carcel publica
y
le hecha se en fuertes prisio–
ne , lo qual fue luego hecho. Gaspar Mexia no co–
no cia a otro Loay a
i no era al padre Baltha ar
de Loaysa, clerio-o y sacerdote,
y
assi entendio
quando le dixeron que prendiesse a Loay a que
era el clerigo. Y como salio de palacio con seys
a rcabuzeros en bu ca del, lo topo, que venia por
vna calle cauallero en vna mula para salir a la
plac;a,
y
hecbandole mano lo prendio con grande
furia, maltratandole la per ona, haziendole apear
por fuerc;a. Y lleuaodole a pie, preso, fue aui ado
por lo que sabian el ecreto
y
el negocio, que no
era el,
ino el soldado Bernaldino de Loaysa , y
con e to olto al clerigo
y
fue en busca del otro,
el qua!, como uvo dilacion en este hierro y en su
pri ion, tuuo lugar' de er luego aui ado . Y con el