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í.ezestuuiesse preso en la carcel le pregunta·
ron lo que en el caso passaua, el qual dixo, como
hombre de buenas entrañas, que todo lo que se
au ia platicado no auia sido para-matar a nadie,
sino tan solamente yrse a España,
y
esto dixo sin
que le diessen tormento, que lo tuuo a mucho,
porque por liuianas cosas se vsaba en es ta tierra
dar tormentos luego aunque fuesse hombre de
altos quilates . Y dixo mas, que Juan de la Torre
Villegas le auia ynsistido
y
prouocado se fuessen
a E paña,
y
que su yntencion no auia sido de per·
judicar a nadie, y que si .en esto tenia culpa por
quererse yr a E paña, que lo castiga sen por
ello. Porque su yntencion no auia sido para ma·
tar ni perjudicar a nadie, como dicho tenia, sino
yrse en el nauio que para ello auia comprado
Juan de la Toffe, o en otro alguno que uviesse,
y que no auia hombre en toda la tierra que no
desseasse yrse a la
uy a, como e l lo a uia de–
sseado, para yrse a descansar de tantos trabajos
y
fatigas como e l auia pa acto. En fin, al fin, por
muchas y g randes desculpa que dio de su yno–
cencia a l licenciado Cepeda que era el que le to·
ma [ba] la con'fesion, no fue cr eydo, ni , e aproue·
cbaron sus buena
razone que contra el no se
procedie se hasta la final conclusion. Esta jus–
ticia, o por mejor dezir ynjusticia, se hizo, segun
mucho dixeron, por ymportunacion del tirano,
y
por u mandado le senkncio cruelmente a muerte
natural, aunque Cepeda
au~a
dicho que no haHaua
cau a alguna para lo condenar a muerte; mas
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ela
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uñez apelo de la cruel entencia para ante Su Ma·