cha la gente que v enia mas que la fama publicaua .
Por lo qua l e l tirnno entro con sus capitanes en
consu lta y se trato des te negoc io , de lo que harían ,
y todos ellos dixeron d e un acu e rdo y parescer que ·
e ra boluersse todos a l a c ibdad de Lima y se r ehi–
ziesse de mas gente
y
de a lg un a artillería para
despues dar la batall a a l Visorrey, porque d e
otra ma ner a e ta ua n todos perdidos por la poca
gente que a uia en el r eal en comparacion de la
mucha que el Visorrey traya. El tira no d ixo con
gran a rroga ncia y s oberuia que no lo qu eri a hazer
porque no fu esse notado de poco animo y couarde ,
y a l cabo dixo en alta voz p a r a que todos lo oye–
ssen : Yo juro a Dios y a Nuestra Señora que no
m e teng o de yr d e a qui , sino morir e n la ba tall a o
vencer y cor ta r la cabe<;a a Bl asco Nuñez V ela; y
con esta tan bra ua determinacion estuuo <iJ.u edo
hast (l- ver en que paraua este negocio, o hasta qu e
llegasse el\ isorrey.