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y propositos. Lo v no , por no le agua rdar dentro de
l_a cibdad, porque tuuo r ezelo que la ba talla se auia
de dar en ella; y lo otro fue que
s~
(1)
temi o que
sus soldados se a u.ian _de esconder
dent1~0
de las
casas de los vezinos por no pelear , porque se po–
dría totalmente perder , y qüe sd e vencian le auian
lueg·o de cortar la cabe<;a. P or estas causas y ra–
zones
Sy
fue a poner a quatro leg·uas de la c:_ibdad,
riberas de vn rio g r ande
y
barrancoso, llamado
por los na tur ales yndios Guaylabamba, en vn lu–
gar fuerte y
c onuinie nt~
para el, por dos r espec–
tos: el vno , por ympedir el passo al Visorr ey si
.
'
quísiesse passa r el r ío, porqu e los suyos v ..ernian .
desbaratados .
V
lo otro fue la misma seguridad
que temía en el lug·ai: fu erte, cr eyendo vencer o
desbara tar alli al Visorrey sin per der alg una de
su gente, que er a lo que el mas dessea ua , y este
parescer le a ui a dado P edro de Puelles, su Maes–
tro de campo, y para esto aui a qua tro días que se
a ui a tant ea do y visto. Al tiempo que Gonya lo P i–
<;ar ro sali a de la cibdad, dizen que le dixo fray J o–
doque, fl amenco, fr anciscano, que er a .su muy yn–
timo ami g·o, que auia alcan<;ado por las estrellas
que el capitan que sali esse de la cibdad a dar ba–
talla que aui a de ser venc ido y mu erto en ella,
Deo volente,
y que mir as e lo que hazia y guar–
da se rirncho su vida. E l tirano ser io mucho desto
y no mirando en águeros ni en las es trellas erra–
ticas lo r emiti o todo a Dios
y
a nuestra Señora, di–
ziendo que en las manos de Di os estaua el venci-
(1)
Tachado:
mdio.