en la cíbdad no los con intirian saltar. Y
obre
todo que ya te nian conosc ido
a Jos capitane y
soldados de
~o n <;a lo
Pi<;arro, qu e
in freno y a
ri enda suelta haz ia n lo qu e querí a n, porque de–
zian '' no y de pues hazian otro ; y ass i se boluicron
los dos si n lleuar ning una r esolucion de lo a que
auian venido, a unque sob1·e e l negocio u\·o muchas
replicas. El Gener al no quis o passar por estas
condisciones, d iziendo que no er a bien yr a la cib–
da d con pocos solda dos y dexar la flot a e n la
y.
la ,
porque si alguna cosa acae ciesse en e lla es ta ndo
e l a use nte daria m a l!l cuenta de s i; a lle nde de. to
que los pa namenses no le a ui a n de poner limita–
ci on s para lo que el a uia de haze r, de lo qu al r e -
cibio gran enojo y pesadumbre. Y para sto man–
dó luego que todos los nau io fuessen al ancon qu e
e ta tr es legua de la cibdad, y alli de emba rco
t bda u gente, artilleria y a1·cabuzeria
1
con deter–
mi nac ion de entrar en la cibdad y tomarla a fu er <;a
de arina a unqu e le
costass~
la vida. D exo a nte to–
da co as en los nauio muy buen r ecaudo para la
guarda dellos, qual conuenia, con hord en y man–
dado que si ellos fues en vencidos y pe rd ido os
que lu eo-o qu e lo ta l s upie sen lu ego encontinente
corta en las cabe<;a a
e la
uñez y a lo dos ca–
pitane pre os, y ellos
e fue
e n derechamente
al P eru. Oyendo e to algunos que yuan co n el que
no eran ta n furiosos, sino que amauan la paz, le
acon ejaron que embia se a Ja cibdad a un fray le
que yua con e l, que por ventura por u re pecto
y amo r ha rían con el algun buen concierto y aue–
n enc ia
y
por c0mpla zer a lo
suyo
lo hizo assi.