LXIV
el Licenciado Aluarez; e le
p~do
hablar y dezirle que
mirase que tenia tiempo para mostrarse en el serui–
c;;io del Rey, e pues era le trado y sauio, que gozase
del; y otras cosas desta suerte. El Oydor Aluarez.
rrespondio a Queto que a eso y no a otra cosa ve–
nia, e que con todo secreto lo hiziese saver al Viso- ,
rrey porque no lo
rre ~ibiese asperament~.
E como·
aquello oyo Cueto, muy alegre fue al nauio donde el
Visorrey estaua, e le contó lo que con el Oydor Al–
uarez avié!: pasado, y aquella noche Aluarez fue al
nauio donde el Visorrey estaua, e delante los que' le
parec;;io que guardaria[n
J
secreto, hizo un auto en el
qual se contenia que no e_nbargante que los Oydo- ·.
res sus conpañeros lo avían encargado y mandado
que lleuase al Visorrey preso a España, y con el se
presentase delante la presenc;;i_a de Su Magestad, que
el, viendo el yerro grande que se auia hecho e delito
tan notorio en le auer prendido, que no solamente
no queria conplir el mandamiento de los Oydores,
mas que el le ponia en su livertad, como Visorrey
que era, para que pudiese hazer lo- que fuese servi–
do; y como esto ovo hecho, hablo con el Visorrey
suplican,dol e quisiesé _perdonar lo que contra el auia
hech en lo tocante a· su ·pri sion, pues con tienpo y
no tarde se avía arrepentido y procurado salir de
Los Reyes para le seruir, y que alli traya ci ertos di-
neros con los qual es podría
comen~ar
á
hazer génte